Mala práctica y/o error médico

Mala práctica y/o error médico

Desde el hombre primitivo la humanidad ha buscado la cura o el alivio contra las enfermedades, hasta el extremo de que la historia de la medicina nos presenta al gran Paracelso lanzando rayos y centellas contra sus colegas médicos que solo podían aplicar sangrías, purgas y dietas a sus pacientes. De igual modo literatos ilustres como Quevedo y Moliere anatemizaron la medicina porque no podía ofrecerles alternativas viables a sus enfermedades.

No obstante aun en el reino de la más absoluta oscuridad científica, se auscultaba el interés de quienes ejercían la labor médica de tratar de coadyuvar a resolver las patologías. Ha sido el criterio ético que ha normado el desarrollo médico. ¿Acaso la intención del médico es complicar el cuadro clínico del paciente para obtener mayores ingresos? No podemos desmentir de modo absoluto esta sórdida interrogante, pero en la generalidad de los casos no se corresponde con la verdad.

El ejercicio médico es una profesión con graves riesgos, como el policía que patrulla las calles, el bombero, el piloto, el periodista. el automovilista, etc. Ningún médico quiere cometer un error frente a su paciente, se recomienda desde el ámbito de la semiología médica nunca pensar en esa posibilidad. Recuerdo al maestro Nelson Astacio insistiendo en que solo debe pensarse en resolver el caso del paciente, que cuando estamos frente a éste nuestro cerebro solo debe preocuparse por ir valorando las posibles patologías que presenten afinidad con el caso, atar todos los cabos y llegar a un diagnóstico de impresión certero, aspecto esencial del acto médico, sin un diagnóstico correcto nunca llegaremos a una terapéutica eficaz. Pese a que los pacientes generalmente insisten en un tratamiento de inmediato, lo principal es el diagnóstico.

Independiente de las interpretaciones jurídicas entre iatrogenia o mala praxis, es muy difícil imponer límites en este asunto, nadie pretende motu proprio allegarse inconvenientes en el manejo del paciente.

No obstante el ejercicio médico no te exime de ese sorteo de dificultades, aun cuando observamos en ocasiones al organismo humano reaccionar en contra de todos los parámetros que nos indica la clínica. Por lo regular se hace un pronóstico en cada caso que debe seguir un curso pre-establecido, pero esto no es automático. Hay momentos en que la sintomatología de un paciente puede  variar de modo inesperado y transformarse de estable a crítico o viceversa. Mi experiencia de más de dos décadas en el área de urgencias en el Hospital Dr. Robert Reid cuando menos lo esperábamos en algunos casos un paciente grave en estado terminal se recuperaba de una manera insólita, pero también podía ocurrir lo contrario. Lamentablemente en medicina pese a todos los avances biomédicos no se pueden pronosticar exactitudes en 100%.

Empero, con los cambios mercantiles en la medicina todo se ha modificado, el paciente ha desaparecido para la mal llamada seguridad social reemplazado por el “usuario” o cliente y con esto las demandas médicas, que en una buena cantidad de casos en este ordenamiento comercial persiguen más que resarcir daños por iatrogenia, obtener jugosos beneficios económicos. Ya existen compañías formadas a propósito de esta coyuntura, llegando al extremo que los elementos derivados de las demandas médicas tengan mayor proyección y discusión que los aspectos propios de la práctica médica desde los ámbitos preventivo, clínico y quirúrgico que necesitan un permanente debate.

La situación no es para menos, porque en nuestro Código Penal se establecen conceptos que nos retrotraen al antiguo Código de Hammurabi cuando se ordenaba cortar brazos y manos a médicos que cometieran errores, hoy se ventilan hasta penas de prisión por iatrogenia, algo espantoso, porque a la larga conducirá a los médicos a no arriesgarse con pacientes críticos cuyo manejo es muy difícil (que tenemos en gran cantidad) por temor a una defunción, una demanda y un carcelazo. La iatrogenia es propia del ejercicio médico, solo aquel que no asiste pacientes estará exento en algún momento de incurrir en este inescrutable gaje del oficio. Obviamente esto es diferente a la negligencia, cuando se descuidan aspectos vitales por dejadez, que también puede ocurrir no sólo en el sector médico, sino en cualquier profesión, como acaba de ocurrir en el caso del conductor del tren descarrilado en España, sin embargo este hombre ha sido  puesto en libertad provisional. Quienes alimentan el nuevo negocio de las demandas médicas, para estimular sus rentas promueven la cárcel para el médico que incurra en iatrogenia, consideran que en los presidios con ladrones, asesinos y delincuentes de toda laya es que deben estar los médicos para que prospere su creciente negocio de las demandas. Esos que estimulan el presidio para los médicos para “adecentar” el ejercicio, son semejantes a los que una década atrás nos pintaban la panacea de la seguridad social, que hoy todos conocemos como una verdadera inseguridad social.

 

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