Los diputados del PRM que siguen al expresidente Hipólito Mejía escogieron el peor momento para desoír la línea partidaria de no votar por ningún proyecto de ley mientras el entorno del Congreso Nacional se encuentre militarizado, debilitando la alianza de ocasión con el bloque de diputados leonelistas con la que se pretende levantar un valladar que impida la aprobación de la reforma constitucional que habilitaría al presidente Danilo Medina. ¿Quiere eso decir que si se somete la reforma no se puede contar con esos votos para tratar de evitar un nuevo zarpazo a la Constitución? La pregunta no es ociosa ni maliciosa cuando se recuerda que hace unos días el expresidente Mejía declaró que no le pone trabas a sus diputados, en momentos en que el PRM proclamaba que sus legisladores se opondrán en bloque a cualquier intento de reforma. Y aunque su vocero, el doctor Eddy Olivares, intentó enmendar el desaguisado, quedó la impresión de que los seguidores del Guapo de Gurabo son tan impredecibles como su líder, como acaba de confirmarse al hacer causa común con el danilismo. El senador José Ignacio Paliza, quien la pasada semana encabezó una rueda de prensa en la Cámara Baja para anunciar, en su condición de legislador y presidente del PRM, que la bancada de ese partido no votará por ningún proyecto mientras el Congreso se encuentre bajo un cerco militar, le restó importancia al hecho y negó que haya división en el bloque perremeísta. Pero como siempre ocurre cuando las palabras niegan los hechos, su negativa no convenció. Antes de irme quiero insistir, como dije al principio, en que la señal enviada por los seguidores del exmandatario a la comunidad política llegó en mal momento, pues la democracia dominicana, a punto de ser tomada por asalto por el continuismo, no sobrevivirá sin la unidad y la firmeza de los verdaderos demócratas dispuestos a defenderla cuando mas los necesita.