El primero de enero de 1947 el novelista británico Malcolm Lowry, (1909 1957) autor de la paradigmática novela Bajo el Volcán, llegó a Puerto Príncipe en compañía de su esposa Margerie.
Los detalles de las incidencias del viaje y los pormenores de la estada de la pareja en Haití se encuentran meticulosamente detallados en el capítulo XVIII de la más reciente biografía de Lowry escrita por Gordon Bowker: Pursued By Furies A life of Malcolm Lowry, St. Martins Press, New York. Esta biografía es probablemente la más completa y cuidada de todas las que hasta la fecha se han publicado sobre este autor.
Bowker quien al igual que Lowry es británico, estudió filosofía, sociología e inglés y en la actualidad es escritor y periodista a tiempo completo.
El capítulo se titula: Journey to the magic island 1946 1947. Debajo del encabezado aparece esta cita del diario haitiano de Lowry:
Frankly I think I have no gift for writing. I started by being a plagiarist, then I became a drunkard. Then I became a hard worker, as one might say, a novelist. Now I am a drunkard again. But what I always wanted to be, was a poet.
Francamente, creo que no tengo ningún don para escribir. Comencé siendo un plagiador, luego me convertí en un borracho. Después me convertí en un arduo trabajador, como podría decirse, en un novelista. Ahora soy nuevamente un borracho. Pero lo que siempre quise ser, fue un poeta.
El puerto de partida de esta odisea fue Nueva Orleáns, donde entre otras cosas, visitaron cementerios y pasaron por Voodoo Square, como si se tratara de un presagio de lo que les esperaba en Haití. El viaje lo hicieron en un barco mercante que llevaba un cargamento de bauxita a la isla de Trinidad, el SS Donald S. Wright y la salida fue pospuesta varias veces debido al estado de embriaguez de la tripulación. Cuando llegó la hora decisiva de la partida el turno le había tocado a Lowry, quien durante la espera se había dado una tremenda borrachera y tuvo que ser cargado a bordo para despertarse, al otro día en alta mar, golpeado por una desvastadora resaca.
Al llegar a la bahía de Puerto Príncipe, Lowry anota en su diario su primera impresión de la ciudad: _ parecía la ciudad de los muertos, casi sin luces y una atmósfera de misterio y oscuridad. Se percataron de la presencia permanente e inexorable del sonido de los tambores de voodoo, los que podían ser escuchados desde la cubierta. Habían llegado el mismo 31 de diciembre y pasaron la noche a bordo.
Desembarcaron el día de año nuevo y aunque al inicio a Lowry le pareció haber llegado al lugar más aterrador del mundo por la desolación imperante en la ciudad, luego fueron descubriendo los encantos y belleza de la misma ( las casas de estilo victoriano, los balcones de hierro forjado y las montañas ). La opinión de Lowry sobre Haití cambió tanto que en una carta dirigida a su amigo Gerald Noxon se expresaba de la siguiente manera: Haití es un lugar repleto de genio artístico y bondad. Un lugar verdaderamente maravilloso en todo el amplio sentido de la palabra.
Fue por los inicios de la década de los ochenta que tuvimos nuestro primer contacto con la obra cumbre de Lowry, Bajo el Volcán, cuando Jonathan Blair, en ese entonces fotógrafo del National Geographic Magazine, nos obsequió un ejemplar de la misma.
Desde entonces nos convertimos en devotos de Lowry y tratamos de conseguir el resto de su obra, la cual no es muy abundante y mucha de la misma ha sido editada post mortem por distintos editores, incluyendo su viuda Margerie Bonner Lowry, utilizando manuscritos y anotaciones del propio Lowry. No obstante, sus cuentos cortos y sus cartas figuran dentro de la literatura universal como piezas magistrales del género.
En ese sentido cabe citar y recomendar la lectura de la compilación de cartas editada en español con excelente traducción, titulada, El Viaje Que Nunca Termina, Correspondencia ( 1926 1957 ), Tusquets Editores, S. A., Barcelona, 2000. En este volumen resalta la memorable carta escrita a su editor inglés, Jonathan Cape en la que de manera singular, el autor defiende la integridad de Bajo el Volcán capitulo por capitulo, ante las sugerencias que le hiciera de mutilar la novela para publicarla. La extensa misiva fue tan contundente que el editor decidió publicarla tal y como fue concebida por Lowry. De acuerdo a los detallados recuentos plasmados en la biografía de Bowker, los más mínimos acontecimientos de la vida de Lowry han podido ser reconstruidos en esta ejemplar obra biográfica gracias a la técnica utilizada por éste de realizar anotaciones minuciosas, como fuente de posibles temas para sus narraciones, en cuadernos en los que apuntaba las incidencias de sus andanzas por diferentes escenarios y situaciones.
Precisamente en base a estos cuadernos y en especifico al Haitian Diary, Bowker pormenoriza entre otras cosas que al llegar a Puerto Príncipe el día de año nuevo del 47, los Lowry se alojaron el Hotel Grand Olafsson en donde de inmediato se encontraron con dominicanos en anchos pantalones de época, jugando a los dados con un grupo de holgazanes norteamericanos.
A seguidas el recuento señala que la pareja fue alojada en una habitación contigua a otra ocupada por siniestros diplomáticos dominicanos cuyos guardaespaldas dormían junto a sus puertas en el piso del pasillo.
A partir de estas incidencias comienza el periplo dantesco de Lowry en Haití en donde conoce al poeta Philippe Thoby Marcelin ( Phito ), quien junto a un grupo de amigos del Centre d Art constituían un foco de ideas izquierdistas. Entre estos se encontraban los hermanos de Marcelin, Pierre y Emile y sus amigos Charles y Raymond Pressoir así como Anthony Lespès, una de cuyas novelas, Las Semillas de la Ira, fue publicada por la Fundación Cultural Dominicana y en la que describe, en parte, la matanza de haitianos de 1937.
Otro hecho interesante y destacable de este recuento es el del encuentro que este grupo sostuvo en un café con exilados de la dictadura de Rafael L. Trujillo ante los cuales un Lowry absolutamente ebrio se levantó para dramáticamente ofrecerle su camisa a uno de ellos.
La importancia de este viaje de los Lowry a Haití radica en que el mismo fue fruto del alivio emocional y financiero que implicaba el que finalmente se fuera a publicar Bajo el Volcán. También la reafirmación y el reconocimiento que este hecho implicaba para el autor y en otro orden, poder tomarse unas merecidas vacaciones lejos del terrible invierno de Vancouver, Canadá donde vivían en la playa de Dollarton, en una choza de leñadores.
La cercanía de este evento tenía a Lowry en un estado de ansiedad tremendo y como era costumbre en él y para no hacer una excepción a la regla, se entregó a la bebida de manera inusitada y alarmante. Este proceder lo llevó a un sinnúmero de crisis nerviosas que finalmente culminaron en un colapso que obligó a su internamiento en el Hospital Notre Dame en el suburbio de Canapé Vert. Allí fue atendido por el Dr. Louis Mars, quien había escrito un ensayo sobre voodoo y quien luego de una breve recuperación, le permitió salir del hospital en compañía de los hermanos Marcelin para asistir a una ceremonia vuduista. Durante la misma Lowry fue presentado al sacerdote oficiante quien le ofreció iniciarlo, quizás reconociendo en el un espíritu afín y apto para tales fines.
En relación con este punto es importante señalar la afición de Lowry por la magia, la nigromancia, la numerología, las coincidencias y la Cábala. La alusión a éstas en toda su obra, pero sobre todo, en la estructura de Bajo el Volcán, avalan la idea de que no fuera extraño su interés por el voodoo.
A pesar de las barreras idiomáticas y de las sucesivas crisis, Lowry estableció estrechos vínculos afectivos con sus amigos poetas haitianos, especialmente con Phito Marcelin, por tal razón su partida le produjo gran nostalgia. Finalmente partieron en avión el 12 de febrero con destino a Miami con una breve escala en Camaguey, Cuba. La inminencia del lanzamiento de Bajo el Volcán se acercaba cada día y en consecuencia el nerviosismo de Lowry.
Viajaron en autobús desde Miami a Nueva York y aprovecharon para durante las diversas escalas conocer y visitar lugares de interés. Entre estos cabe destacar la visita al Museo Valentine en Richmond para rendirle tributo a Edgar Allan Poe y ver sus reliquias.
En dicho lugar, Lowry tuvo la oportunidad de leer una de las cartas de Poe escrita en 1831, la cual lo impresionó tanto que copió un párrafo de la misma y en el cual Lowry probablemente intuyó su propia condición:
It will however be the last time I ever trouble any human being. I feel I am on a sick bed from which I shall never get up_ I am wearing away everyday, even if my last sickness has not completed it.
Será, sin embargo, la última vez que le cause alguna molestia a algún ser humano. Siento que estoy enfermo yaciendo en una cama y que nunca me levantaré_ Me estoy desgastando día a día, aún si mi última enfermedad no lo ha hecho todavía.
Para Lowry, quien apenas se había repuesto de su propia crisis, podrían haber sido sus propias palabras y las mismas encontrarían eco en uno de sus cuentos cortos más memorables: Strange Comfort Afforded by the Profession. Desde Fredericksburg, Virginia, le escribió una postal con la imagen de Poe a Phito Marcelin en la que le decía que al dejarlos sentía como si hubiera perdido a toda su familia. También escribió un cable a sus editores en Nueva York anunciándoles su llegada a esa ciudad el 19 de febrero ( 1947 ) día memorable en que sería publicado Bajo el Volcán.
Malcolm Lowry vivió una vida de tormentos y creó una de las obras literarias más trascendentales del siglo XX; vivió también una vida pautada por coincidencias y regida por augurios que detectaba en circunstancias y momentos preclaros .Vivió como habremos podido constatar también intoxicado. En un pasaje de Bajo el Volcán y en palabras del personaje central de esa novela, el Consul Geoffrey Firmin, se define como un nigromante; el hecho de que Firmin probablemente no fuera más que un alter ego de Lowry, nos lleva a considerar la conjetura de que él también anhelara serlo, quizá de manera inconsciente. Malcolm Lowry fue además un vaticinador de acontecimientos ya que en una correspondencia a un amigo, predijo con fecha exacta el derrumbe del sistema socialista y en Bajo el Volcán, anticipó la creación de la bomba atómica.
Aferrados a las coincidencias y casualidades aparentemente pautadas o trazadas de antemano por el destino, no deja de asombrarnos, que luego de tantos años de búsquedas y acopios compartidos con otros admiradores de la obra de Lowry, el inevitable azar lo haya traído tan cerca de nosotros. Nos asombra más todavía la clarividencia, al parecer shamánica de estos genios, y en este caso aludimos al paralelismo entre Poe y Lowry, quienes recurrieron a la inexorable intoxicación para transgredir los predios de lo terrenal y a través del trance ponerse en contacto con la fuente de inspiración que al parecer alcanzaron en el paroxismo de la más lúcida embriaguez.
Sin embargo el propio Lowry cuestiona esto en su diario mientras iba rumbo a Haití. Llega a llamar falaz la creencia que el alcohol propiciaba la inspiración que tanto deseaba. Luego de beber y la reseca se supone que llega el momento de escribir pero Lowry dice: but by this time the thougths are no good. The brilliant wild thoughts and inspiration have gone_ that is another deception. The sea rushing through your soul in great cold waves of anguish. ( 3 )
pero entonces los pensamientos no sirven. Los brillantes pensamientos sueltos y la inspiración se han ido_ esa es otra decepción. El mar atraviesa veloz a través de tu alma en enormes olas frías de angustia.