Malestar en el Caribe francés

Malestar en el Caribe francés

AP. POINTE-A-PITRE, Guadalupe. Las protestas que días pasados paralizaron prácticamente las islas caribeñas francesas de Guadalupe y Martinica no se derivan sólo de las exigencias de precios más bajos y mejores salarios. Para muchos manifestantes, se trata de luchar contra los vestigios de la esclavitud.

Hace 160 años, los esclavos que trabajaban en los cañaverales en Guadalupe y Martinica fueron emancipados, pero el fantasma de la esclavitud aún ronda por las dos islas caribeñas en medio de protestas que han sacudido estas regiones de Francia.

Tiroteos, incendios intencionales, saqueos y bloqueos de carreteras que han atrapado a turistas se sumaron a una prolongada huelga la semana pasada en Guadalupe, exponiendo las tensiones que yacen bajo el encanto de las playas de arenas blancas, las palmas y los restaurantes de primera.

Martinica fue afectada también por una huelga, pero, al menos hasta ahora, se ha salvado de la violencia que ha sacudido a Guadalupe, donde un hombre fue muerto a balazos en circunstancias confusas.

En ambas islas, un incremento del costo de vida, combinado con un resentimiento entre muchos pobladores de que los descendientes de esclavistas controlan la economía, han caldeado los ánimos a niveles extremos.

Los isleños afrocaribeños sospechan además que las empresas tienen ganancias demasiado altas sobre productos – la mayoría de ellos importados – y resienten ser tratados como ciudadanos de segunda clase en Francia. La vida en Francia y en las islas, que desde el punto de vista legal son tan francesas como París o el departamento del Loire, está marcada por profundas diferencias.

El desempleo en Guadalupe es de 23%, comparado con 8% en Francia, y 12% de los isleños viven en estado de pobreza, comparado con 6% de los habitantes de la Francia metropolitana, de acuerdo con las estadísticas más recientes.

Además, los isleños que viven en Francia se ven relegados a empleados de bajo nivel y están ausentes de posiciones importantes en los negocios, las fuerzas armadas y el gobierno, lo cual pone de manifiesto una «fractura racial en la sociedad francesa», dijo Patrick Lozes, jefe del Consejo Representativo de Asociaciones Negras.

Incluso el presidente Nicolas Sarkozy – que fue criticado por los isleños cuando como ministro del interior apoyó un proyecto de ley en 2005 que requería que los libros escolares reconociesen «el papel positivo» del colonialismo- reconoció la semana pasada que las viejas heridas aún duelen. Ambas islas – cuyas poblaciones son mayormente descendientes de esclavos – votaron en masa por la rival socialista de Sarkozy, Segolene Royal, en las elecciones del 2007, aunque Sarkozy ya había comenzado a hablar de sanar las heridas.

El presidente habló por televisión el jueves en un esfuerzo por calmar el descontento.  «Yo sé que ustedes tienen un sentimiento de injusticia, dadas las desigualdades y la discriminación», dijo Sarkozy.

«¨Cómo podemos justificar monopolios, ganancias excesivas y, por qué no decirlo, formas de explotación que no deberían tener lugar en el siglo XXI?»

Esos sentimientos prevalecían el viernes entre los manifestantes enmascarados que colocaron una barricada en una carretera en Guadalupe.

La barricada de chatarra tenía pintado el mensaje «Queremos 200 euros», reflejando las demandas de los manifestantes de un aumento salarial mensual de 200 euros (250 dólares) para trabajadores con baja paga que ahora ganan apenas 900 euros (1,130 dólares).

 París, que ha dicho que el incremento de salario debe provenir del sector privado, anunció que podía proveer beneficios adicionales por un total de casi 200 euros al mes. Pero el gobierno además envió a 450 policías a las islas, causando más furia entre los manifestantes.

 «Cada vez que protestamos, el estado francés se pone de parte de los empresarios y el único resultado es que envían sus fuerzas contra nosotros.

Parece que somos una colonia», dijo un manifestante, con el rostro enmascarado y que se identificó solamente como T.C. Serge Romana, presidente de una asociación que conmemora la abolición de la esclavitud, dijo que Sarkozy «debe abolir totalmente todos los restos de neocolonialismo y vestigios de esclavitud en las regiones de ultramar». Muchos isleños, explicó Romana, están luchando «contra los descendientes de esclavistas». El resentimiento contra esos descendientes, conocidos como bekes, es profundo. «Ellos tienen el dinero, tienen el poder, tienen Guadalupe», dijo Lollia Naily, un miembro del sindicato en huelga CTU. «Este no es un asunto racial. Es un asunto de dinero, un asunto de poder».

La cifra

200

Euros. Los manifestantes de Guadalupe, Martinica y otras islas francesas  están exigiendo un aumento salarial de 200 euros para compensar el alza en los artículos de primera necesidad, que aseguran, se han disparado. 

Las frases

Nicolas Sarkozy

Yo sé que ustedes tienen un sentimiento de injusticia, dadas las desigualdades y la discriminación»

Cómo podemos justificar monopolios, ganancias excesivas y, por qué no decirlo, formas de explotación que no deberían tener lugar en el siglo XXI?»

Serge Romana

Sarkozy debe abolir   los restos de neocolonialismo y vestigios de esclavitud en  regiones de ultramar».

Bajarían precios

En Martinica, los manifestantes han coreado cantos contra los bekes, entonando: «Martinica es nuestra, no de ellos».

Los bekes son aproximadamente 1 por ciento de los 401,000 residentes de Martinica y poseen la mayoría de las industrias.

Ambas partes han llegado a un acuerdo que rebajaría los precios en 100 marcas de productos por 20%, pero los líderes de las protestas y representantes del gobierno aún están negociando una reducción en los costos de la vivienda, la gasolina, el agua y la electricidad.

Jean-Luc de Laguarigue, un beke, dice que las tensiones se han acumulado durante generaciones porque Francia y sus islas no han explorado su doloroso pasado.

Dijo que no conoce de la existencia de un museo de la esclavitud en Francia, y el tema es generalmente tabú en las escuelas. Laguarigue insiste en que los bekes no representan más el poder, y agregó que las islas – no Francia – deberían decidir lo que es mejor para ellas, una opinión que muchos comparten.

Laguarigue dice que el orgullo tiene tanto que ver con las protestas como las preocupaciones económicas. «La historia ha sido negada», dijo. «No es un llamado a la guerra, sino a la dignidad, a saber lo que pasó».

 Más protestas

 Un paro general en la isla caribeña francesa de Martinica derivó el viernes en hechos de violencia, cuando los manifestantes se enfrentaron a comerciantes, quienes habían organizado su propia protesta pacífica.  Cientos de policías lanzaron gases lacrimógenos a los manifestantes, quienes respondieron arrojando piedras y botellas, así como prendiendo fuego a vehículos y basureros.

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