Malos tiempos para la verdad

Malos tiempos para la verdad

Saber que las luchas electorales ofrecen una gran oportunidad a las palabras para seducir porque con ellas pueden construirse utopías a base de descripciones de la realidad que no correspondan a los hechos ni a las posibilidades de transformarlos es posible que lo que llegue en los días siguientes al electorado contenga más cantos de sirena y ficciones que fórmulas concretas para llevar al país por buen camino. La selectividad con los conceptos en aras de ser potable y proyectar imágenes de ensueño, lleva a los promotores y candidatos a dorarse como píldoras, a sobresaltar los rasgos que convengan a sus propósitos de triunfo… y a las verdades que se las lleve el diablo. El manejo de cifras a conveniencia permite por igual exaltar realizaciones sin contrastarlas con la envergadura de los males que desfigurar a los adversarios recurriendo a las hipérboles.
Los diseñadores de ofertas para votantes usan como herramientas para elevar a sus clientes ante ojos humanos las provistas por la mercadología y la publicidad con técnicas que lo mismo pueden lograr que se venda más un jabón de cuaba, que determinado personaje alcance el mayor sufragio. Para cualquiera de esos objetivos la realidad no es imprescindible y las normas de ética y moral salen sobrando. No extraña que un sobresaliente hacedor de “grandezas” políticas de América Latina esté preso. El Estado y el dinero suelen constituirse en yuntas de bueyes formidables.

Comer más pero hacerlo mejor

No hay dudas: el país crece en producción de alimentos alcanzando la llamada “soberanía alimentaria” de que habla la FAO pero permanece el reto de mejorar la calidad de la ingesta y bajar los índices de obesidad y sobrepeso, sobre todo en los niños, condiciones muy relacionadas a la mala salud y a la mortalidad. Celebrar las buenas cuentas privando a los auditorios de los aspectos negativos que las acompañan no es constructivo definitivamente.
El otro reto en el renglón alimentario tiene que ver con las muchas importaciones costosas que han ganado espacio en el mercado de comestibles y a los que tienen derecho algunos consumidores; pero unas veces hacen competencia desleal al productor local y otras precionan las balanzas comercial y de pagos deficitarias y adversas a la disponibilidad de divisas que están en alza.

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