¿Maltrato hacia intelectuales o hacia las ciencias sociales?

¿Maltrato hacia intelectuales o hacia las ciencias sociales?

Tahira Vargas

Las ciencias sociales no mueren con la descalificación

Desde que el presidente de la República nombró a Wilfredo Lozano como director del Instituto Nacional de Migración (INM) se inició una campaña de descrédito y violencia verbal contra el prestigioso sociólogo, lo mismo está ocurriendo recientemente contra Rubén Silié, nombrado como viceministro de relaciones exteriores.

Tanto Wilfredo como Rubén son iconos importantes en la sociología dominicana por su gran aporte desde hace ya varias décadas en el conocimiento de nuestra realidad social con las investigaciones y estudios sobre la misma y en la creación de escuela de pensamiento social en nuestro país. Son dos intelectuales de alto nivel en el país de obligada referencia para el desarrollo de las ciencias sociales en nuestra sociedad y el Caribe.

El maltrato hacia Wilfredo y Rubén debe llamarnos a una reflexión sobre la valoración de las ciencias sociales en nuestro país.

En los trabajos sociológicos tanto de Wilfredo como de Rubén Silié encontramos importantes investigaciones sobre nuestra realidad social entre las que se destaca el fenómeno migratorio presente en nuestra historia y en la actualidad, donde la población haitiana es uno de los protagonistas principales, además de muchos otros grupos poblacionales.

El desconocimiento de los aportes de ambos no se reduce a su persona, trasciende a las ciencias sociales en nuestro país y a quienes trabajamos desde distintas disciplinas (entre ellas la antropología) la investigación social para aportar hacia políticas públicas e intervenciones dirigidas a lograr mayor equidad social.

Hace varios años que observamos el desprecio hacia las ciencias sociales desde un sector de la sociedad que no acepta la construcción de pensamiento social critico sobre nuestra realidad y que trata de ocultar las grandes desigualdades sociales existentes que sufre nuestra población dominicana y la población migrante (tanto haitiana, como venezolana entre otros).

Negar la existencia del racismo, el antihaitianismo en nuestra sociedad, con el uso de la descalificación y la agresión hacia intelectuales es una práctica recurrente en los últimos años y tiene sus raíces en la dictadura de Trujillo, época en la que muchos cientistas sociales, escritores, escritoras e intelectuales fueron perseguidos y algunos se fueron al exilio como Pedro Henríquez Ureña, Juan Bosch, entre otros y otras.

Intelectuales como Wilfredo Lozano y Rubén Silié deben ser siempre señalados con orgullo en nuestro país como muchos otros y otras. Las ciencias sociales no mueren con la descalificación, el desprecio o el rechazo, por el contrario, estas manifestaciones demuestran la gran necesidad que tiene nuestro país de un mayor apoyo a su desarrollo tanto la sociología, antropología y otras disciplinas que en su quehacer contribuyen a la construcción de ciudadanía y democracia.

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