Mamá Catalina

Mamá Catalina

JOSÉ ANTONIO NÚÑEZ FERNÁNDEZ
En la parte española de la isla de Santo Domingo, nació, se crió y abundantemente parió esta mujer pródiga, esta madre grande, que entre los heroicos guaraníes del legendario Paraguay hubiera sido una “Caray Guazú”, o sea: Una gran señora.

En Pedro Corto, entre San Juan y Las Matas de Farfán, vivía Catalina Encarnación, la mujer de Juan Ogando. En su zona agreste, en su rupestre zona, “Mamá Catalina” fue valiente como Cornelia la madre de los hermanos Graco de Roma.

“Mamá Catalina” fue como Mariana Grajales la mujer de Marcos Maceo. Mariana Grajales en el Oriente de Cuba dió a luz las luchas bravas, a la tribu heroica de los Maceo.

En Pedro Corto, Catalina Encarnación la mujer de Juan Ogando, parió catorce hijos. La tribu brava de los Ogando, estaba formada por doce varones y dos hembras.

A partir del 27 de febrero del 1844, cuando en el Baluarte del Conde la diana inmortal de Florentino el Sordo, anunció el nacimiento de la República Dominicana, los doce hijos de “Mamá Catalina” se fueron a la guerra. Se metieron corajudamente en la lucha que duraría doce años. Fueron los doce años que corrieron del 1844 al 1856.

Fueron los doce años en que durante las bregas bravas, brillaron al sol los machetes flamígeros de Antonio Duvergé, de José Joaquín Puello, de José María Cabral y del calumniado Pedro Florentino.

Cuando en 1856 terminó la guerra de la independencia, de los doce hijos de Catalina Encarnación, habían muerto seis. Esta madre olvidada, bien merece palmas y laureles, un busto en una plaza, o que su nombre, su humilde nombre, sirva para dar nombre a un didáctico plantel.

Consideramos que los doce hijos varones de Juan Ogando y Catalina Encarnación, fueron doce centauros de la libertad y las dos hijas hembras resultaron dos centauresas que hubiesen llamado la atención del centauro Quirón, el de las leyendas griegas, que flechaba los luceros y que corría más que el aire.

En el 1861 cuando Pedro Santana hipotecó las glorias de la república y se convirtió Santana en público almonedero de la libertad, los seis hijos machos que le quedaban a “Mamá Catalina”, con denuedo se metieron en la guerra restauradora, que se inició con el Grito de Capotillo.

De esa epopeya gloriosa los seis valientes de Pedro Corto, salieron con vida. Hay que afirmar que en 1868 los seis, se sentían con fuerza y esfuerzo, para participar en la tercera guerra para mantener viva nuestra autonomía. Esa fue la llamada Guerra de los Seis Años, que impidió que Buenaventura Báez realizara negociaciones indecorosas con Ulises S. Grant el sempiterno “whiskero”.

La Guerra de los Seis Años, la iniciaron en Panzo de Neiba, Timoteo Ogando y Pablo Ramírez (Pablo Mamá). Pronto el invicto héroe de Santomé, José María Cabral, se convertiría en el jefe superior de esa contienda de titanes.

En esas homéricas jornadas “Mamá Catalina” perdió dos hijos más. En ese huracán de centauros ardorosos y de titanes bríosos, cayeron heridos por el rayo de la muerte Benito y Andrés Ogando.

El general Cabral que era guapo entre los guapos, sabía siempre lo que decía. Por eso cuando mataron a Andrés Ogando, Cabral dijo: “La mujer que en Santo Domingo logre parir un muchacho, que llegue a ser un hombre más guapo que Andrés Ogando, se le secan los ovarios”.

Vamos a concluir con breves evocaciones para Timoteo Ogando. Y ello fue que cuando ocurrió “La tragedia del Cercado”, en las ancas de su caballo trató Timoteo de salvar a Francisco del Rosario Sánchez. Lamentablemente todo resultó fallido, porque Sánchez estaba mal herido. Entonces en las ancas del caballo de Timoteo salvó la vida Félix Mariano Lluberes, que también era un patriota de muy buena ley. En El Cercado la felonía se impuso y frente a la loma Juan de la Cruz debió surgir “Leonidas” pero surgió Esfialte. Debió haber defensa, pero hubo traición. Hubo un traidor de Oleo y otro Montero.

Creemos que una calle o una escuela deben llevar el nombre de Catalina Encarnación de Ogando. ¡Mientras tanto. Loor para “Mamá Catalina”. Loor para la feliz progenitora de los catorce hijos de Juan Ogando, el patriarca de Pedro Corto!

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