Hay extraordinarias mujeres dominicanas que han alcanzado la proceridad no solo por valentía personal, sino por una genuina e indeclinable vocación de defensa de los oprimidos, alta misión cívica y humana en la que vieron perturbada su tranquilidad familiar, llegando incluso al sacrificio de su propia vida.
En lugar señero de esta inconmensurable ofrenda en favor de los demás se encuentra la figura de Florinda Soriano, Mamá Tingó, la líder comunitaria que defendió con denuedo el derecho de los campesinos a disfrutar de sus tierras y por lo cual fue asesinada hace 44 años.
“La tierra es de quien la siembra, por eso esta tierra es mía”, repetía una y otra vez esta destacada luchadora con frases que no se quedaban en simples palabras, sino que eran refrendadas con coraje y acciones que desafiaban a quienes cometían abusos y atropellos por ser implacables enemigos de la libertad.
En reconocimiento a la lucha y la gloriosa trayectoria de Mamá Tingó, el Grupo SIN le dedicó un documental para rescatar su obra y memoria como una gigante en la historia, al igual que se ha hecho con jóvenes luchadores revolucionarios que prefirieron caer abatidos antes que inclinarse ante el poder sanguinario y opresor.
Una de las estaciones del Metro lleva su nombre en tributo a sus afanes en pro del campesinado indefenso, pero se requieren otras iniciativas para situar en su justa estatura a Mamá Tingó y este este documental es el mejor aporte en ese sentido, para que las nuevas generaciones conozcan a fondo, con detalles relevantes y visión trascendente, el legado de esta gran mujer.
“Mamá Tingó” es el primer documental de este año de la serie que arrancó el Grupo SIN en 2017, con la presentación los trabajos que abordaron la vida, la trayectoria y el legado de Amín Abel Hasbún, Amaury Germán Aristy y Otto Morales.
Mamá Tingó nació en el 1921 en el sector de Villa Mella y murió el primero de noviembre de 1974 en Yamasá, a la edad de 52 años. Se casó a los 30 años con un agricultor llamado Felipe, con quien procreó siete hijos. Luego del matrimonio dedicó sus años a trabajar la tierra y a defender los derechos de los trabajadores del campo.
Durante jornadas libradas con irrenunciable valor, esta trabajadora de la tierra luchó contra el saqueo de los terratenientes y políticos que con sus insaciables deseos de amasar fortunas por vías ilegítimas, se empecinaban en frustrar el sueño de quienes defendían el derecho de ver las cosechas de sus sembradíos, fruto de su trabajo y dedicación productiva.
Gracias a su invariable esfuerzo, logró que más de 300 familias obtuvieran sus tierras y fue honrada por el cabildo de Monte Plata con una estatua a nombre de su obra como activista y luchadora por los derechos de los agricultores, que consideraban suyas las tierras que habían trabajado durante más de medio siglo.
En represalia por el apoyo al campesinado que defendía sus tierras, un empleado del terrateniente que quería apoderarse de parte de los predios soltó los cerdos que Mamá Tingó criaba en un corral y cuando ésta trataba de reunir la manada, el intruso le hizo dos disparos mortales con una escopeta y aun en medio de la salvaje agresión, la líder campesina no vaciló en defenderse con un machete.
Loor a Mamá Tingó, esta gigante de la historia convertida en estandarte de la lucha de la mujer rural, en defensa de derecho al uso de la tierra como sustento familiar y en contra de estamentos de poder que, con el objetivo de conculcar la libertad, fueron capaces de cometer salvajes atropellos y asesinatos que cubrían con un manto de impunidad y complicidades.