Una mamografía es un examen que se hace para buscar anomalías, o problemas, en los senos de una mujer. El examen utiliza una máquina especial de rayos x para tomar imágenes de ambos senos. Los resultados quedan registrados en una placa fotográfica que su proveedor de atención médica puede examinar. Las mamografías buscan detectar nódulos y cambios en los tejidos del seno que con el tiempo pueden convertirse en problemas. Pueden descubrir pequeños nódulos o masas que ni un proveedor de atención médica ni una mujer pueden palpar al hacer un examen físico del seno.
Los nódulos o masas en los senos pueden ser benignos (no cancerosos) o malignos (cancerosos). Si se descubre un nódulo, el proveedor de atención médica pedirá una biopsia, que es un examen para el cual se extrae una pequeña cantidad de tejido del nódulo y del área adyacente al mismo. El tejido se envía a un laboratorio para buscar indicios de cáncer o de cambios que indiquen la probabilidad de que éste vaya a ocurrir. La detección temprana del cáncer de seno significa que la mujer tendrá más posibilidades de sobrevivir la enfermedad. También existen más opciones de tratamiento cuando la enfermedad se detecta en forma temprana. Las mujeres de más de 40 años de edad deberían hacerse una mamografía cada 1 o 2 años. Esta pauta acaba de ser promulgada nuevamente por el Grupo de Tareas de Servicios Preventivos del gobierno federal de los Estados Unidos. Puede que las mujeres que han tenido cáncer de seno o problemas en los senos, o con antecedentes familiares de cáncer de seno, necesiten empezar a hacerse mamografías a una edad más temprana, o con más frecuencia.
El dato
Consulte con su ginecólogo acerca de la frecuencia con la que debería hacerse una mamografía. Recuerde que las mamografías no eliminan la necesidad de que un médico examine sus senos, ni de examinarse a sí misma.