Las ofrendas, los discursos y las felicitaciones no se harán esperar este ocho de marzo al conmemorarse un aniversario más del Día Internacional de la Mujer.
Mas, cuando transcurre la emoción del día, el sol se oculta y sale de nuevo, las mujeres dominicanas continuarán su martirio.
Y pasado mañana serán agredidas por la pobreza, que como consecuencia de la mala distribución del crecimiento económico, causa que la mayor parte de la población sea pobre y que las mujeres sean “las más pobres entre los pobres».
Un 7 de mayo serán explotadas si, tras esquivar el desempleo, logran insertarse al mercado laboral sufriendo entonces la consecuencia de una mala remuneración basada en su condición de mujer.
Y un 9 de junio serán maltratadas cuando luego de todo un día de trabajo al llegar a la casa descubran que el feminismo y el avance de la mujer no llega hasta allí y que las labores domésticas y la atención de los hijos e hijas, excepto en contadas excepciones, continúan reservadas sólo para ellas.
El 2 de julio serán víctimas de mortalidad materna, cuando pierdan la vida como consecuencia de que quienes han dirigido el Estado y la Iglesia le niegan la facultad de decidir sobre sus vidas y cuerpos.
Pero un 16 de Agosto observarán cómo la televisión vende sus cuerpos, lo que facilita que sean un blanco fácil de acoso o de una violación sexual.
Y un 3 de septiembre serán brutalmente asesinadas cuando vayan a un hospital público y no reciban atención digna ellas o algunos de sus hijos e hijas.
Serán rematadas un 14 de octubre en un supermercado por el indetenible costo de la vida.
Un 4 de noviembre serán lastimadas cuando por un error o por exceso de prudencia al conducir alguien le grite: “tenía que ser mujer”.
El 20 de noviembre serán agredidas cuando decidan aspirar a una posición electiva y escuchen: “a mí que me gobierne un hombre”.
Y un 25 de Noviembre verán como algunas de las voces y los puños que se levantan para condenar la violencia contra la mujer, son las mismas que durante todo el año desarrollan medidas y ejecutan políticas públicas criminales y violentas por demás.
Así se pasarán otro año y llegará nueva vez un ocho de Marzo con ellas siendo violentadas, agredidas y maltratadas porque sin un proyecto de nación que erradique la pobreza, las desigualdades socio-políticas y que ponga en práctica políticas económicas justas y equitativas, un día al año resulta insuficiente para reconocer la grandeza de la mujer o de cualquier otro ser humano.
Si quieren mañana no nos feliciten y mejor el resto del año no nos discriminen y, lo más importante, acompáñennos a luchar por un país más equitativo.