Mañas para sobrevivir

Mañas para sobrevivir

A pesar de los muchos problemas que confrontamos todos los días en la RD: “apagones” prolongados, inseguridad generalizada, impunidad reiterada, “la vida debe continuar”, como reza la conocida parodia popular. Y digo parodia porque en el dicho original se afirma que “el “show” debe continuar”. Obviamente, la vida no es un “show”, aunque a veces nos veamos obligados a representar papeles que no deseamos. Nuestras vidas siempre son realidades opuestas a la ficción teatral. Por tanto, no hay modo de escamotear los graves problemas que nos rodean. Podemos fingir durante algún tiempo; hasta que llega la hora de acostarnos. Entonces, la verdad retorna, agresiva e inexorable.

Pero existen estrategias inconscientes de higiene mental. Se ha dicho que “la deuda pública ha alcanzado un nivel “preocupante”; que el problema migratorio se ha convertido en “un conflicto político y social de primera magnitud”. Esos dos asuntos no podrán desaparecer del horizonte mental por arte de magia. Y lo mismo ocurre con las diferencias internas entre partidos políticos, con la falta de probidad de muchos de nuestros funcionarios. Ninguno de estos problemas tiene solución a corto plazo. Entretanto, debemos evitar que el desencanto nos deprima y tengamos que consultar al psiquiatra. Mirar un lagartijo sobre una hoja o a las mariposas dando tumbos, son inesperadas vías de distracción.

De la capacidad atencional depende el aprendizaje de los estudiantes. La atención continuada sobre un problema es prerrequisito para su solución; a la vez, una causa de fatiga emocional. Escuchar composiciones musicales agradables, conversar acerca de nuestras aficiones favoritas, jugar con niños pequeños, son otros tantos caminos para escapar de la presión terrible a que nos somete la convivencia en tiempos de crisis de valores. El ritmo de cada día ha de conservarse: dormir, trabajar, comer, soñar y luchar.

Así como el llamado “jet lag” nos descompone el régimen de sueño y el equilibrio emocional, el exceso de conflictos conspira contra la salud mental. Nada tiene de malo que pongamos en práctica unas pocas “mañas de sobrevivencia”. Desde contemplar las estrellas, masticar “chicle”, comer semillas secas, hasta cantar bajo la ducha y observar hormigueros, todo estará permitido, con tal de no perder la cordura. Preservar nuestras vidas es cuestión imperativa.

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