Mandela convenció al mundo que el deporte es un vehículo esencial para construir la paz

Mandela convenció al mundo que el deporte  es un vehículo esencial para construir la paz

Con la desaparición física de la inmensa y venerable figura de Nelson Mandela, la sociedad contemporánea no sólo pierde a su líder más auténtico, carismático y respetado, sino que el deporte mundial llora a uno de sus interlocutores más entusiastas tras él haber demostrado con hechos convincentes que esta popular actividad es un factor clave para construir la paz y la convivencia humanas.

Sobre este gran estadista sudafricano, propulsor de las relaciones armoniosas entre los pueblos y las razas, se puede decir lo mismo que dijo el apóstol cubano José Martí ante el deceso de Carlos Marx, cuando expresó: “Ha muerto un hombre comido por el ansia de hacer el bien, un hombre que luchó contra el embestiamiento del hombre contra el hombre”.

Mandela, desde que era un joven abogado puso su gran inteligencia y mejores energías al servicio de las causas más nobles, hasta convertirse en un paladín de la lucha que liberó a la mayoría negra del humillante apartheid; logró la democracia multirracial y la unidad de su país a través del deporte, dejando un legado imperecedero para las presentes y futuras generaciones.

El Premio Nobel de la Paz, sin albergar resentimiento por sus 27 años de infernal prisión y el maltrato sufrido por su gente durante medio siglo, como jefe de Estado visionario se decidió por dirigir un proceso de reconciliación con la minoría blan ca, una iniciativa que parecía difícil por las tensiones raciales.

Escogió como escenario la Copa Mundial de Rugby de 1995, luego de gestionar que Sudáfrica fuera sede de ese acontecimiento deportivo. Uno de los principales inconvenientes era que la selección nacional estaba representada por el equipo “Springboks” integrado por jugadores de la raza blanca odiado por los fanáticos negros.

Mandela desarrolló una intensa campaña de sensibilización para convencer a la población negra que el equipo jugaría en representación de toda Sudáfrica para superar los resentimientos y aprovechar una gran oportunidad que podía salvar a la nación. En su reunión con el capitán del equipo Francois Pienaar y los jugadores, les motivó sobre la importancia de procurar el triunfo para inspirar a todos los ciudadanos. El mandatario también fue un seguidor de otros deportes como el boxeo y el fútbol.

Con el respaldo de una gran multitud reunida en el estadio Ellis Park de Johannesburgo, y fanáticos negros y blancos en las demás localidades, se unieron para alentar a los Springboks en el partido decisivo contra el equipo favorito de Nueva Zelanda, al que lograron derrotar, propiciando una histórica fiesta nacional, gracias a la tenacidad y al optimismo de un hombre que entendió que el deporte es un factor de cohesión para construir la paz y elevar los pueblos hacia el progreso.

(Ese drama deportivo fue llevado al cine en el 2009 bajo el título de “Invictus”, dirigido por Clint Eastwood y protagonizado por Morgan Freeman y Matt Damon).

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