Manitas de los niños,
manitas pedigüeñas,
de los valles del mundo
sois dueñas.
Manitas de los niños
que al ganado se tienden
por vosotros las frutas
se encienden.
Y los panales llenos
de su carga se ofenden.
¡Y los hombres que pasan
no entienden!
Manitas blancas, hechas
como de suave harina,
la espiga por tacaros
se inclina.
Manitas extendidas,
piñón, caracolitos,
bendito quien os colme,
¡bendito!
Benditos los que oyendo
Que parecéis un grito
os devuelvan el mundo:
¡benditos!
Tomado del libro Gabriela Mistral en verso y prosa, Antología
Editado por La Real Academia Española y Alfaguara
La autora, de nacionalidad chilena, fue ganadora del Premio Nóbel de Literatura.