Manlio Argueta: “en la novela cabe todo”

Manlio Argueta: “en la novela cabe todo”

En la cultura popular caribeña, el gran compositor puertorriqueño Tite Curet Alonzo, hizo popular una frase que adquirió énfasis en la desgarradora voz de La Lupe: “cada cual en este mundo cuenta el cuento a su manera y lo hace ver a su modo en la mente de cualquiera”…

 Es lo que ha estado pasando con los intelectuales que fueron elegidos para ser jurados del Premio Nacional de Literatura en el acápite de novela, Jorge Volpi y Manlio Argüeta, cuya opinión no ha sido dirimida más allá de la justificación de la selección de “A la sombra de mi abuelo” como obra ganadora.

En un cuestionario enviado por mail a ambos, uno contestado escuetamente y el otro con bastante expresividad, la suficiente como hacernos un criterio del mismo, entendemos, que podemos exponer las ideas del escritor salvadoreño Manlio Argueta, como una forma de que de  ese gran espejo roto que imaginara un maestro sufí, saliera ese pedacito de cristal que refleja su verdad, la única que puede expresar y defender.

Tienen ustedes noticias de la reacción que ha provocado en el seno de la sociedad dominicana la decisión de otorgar el Premio Nacional de Novela a Mi abuelo y yo de la autoría de Aída Trujillo?  Sí, he tenido noticias pero bastante limitadas. Creo más que noticias, mi debilidad es no contar con un contexto de la situación actual de la literatura después de varios años de la caída de Rafael Trujillo, cómo se tolera y se reconstruye su historia a partir de una tragedia histórica. Soy de un país donde hubo una guerra que, por lo que tuvo de sucia, murieron miles en condiciones deleznables que no puedo describir para no hacer vomitar al lector; pero les doy una pista: aquí no hubo prisioneros políticos, la persona civil capturada bajo sospechas era desaparecida y ni sus mismos familiares podían acudir a honrar sus restos bajo el peligro de muerte. Nuestra historia ha sido así desde la independencia en 1821.

En 1932 hubo una masacre campesina que sobrepasó los 30 mil muertos. En fin, toda una historia de carnicería.

Sin embargo, en esta fecha que elaboro estas notas, el partido que representó a la guerrilla, está recibiendo el poder de parte de su principal contendiente en la guerra”.

Manlio Argueta se ha sentido como “si me estuviera entrometiendo en las emociones y sentimientos de los dominicanos, en sus acciones políticas, lo cual no deseo”.

En su trabajo como jurado lo que “quisimos fue calificar una obra literaria. Muchas de las obras casi el cien por ciento eran políticas y casi el 90% se referían a la dictadura del trujillismo”.

Argueta defendió desde el principio que el jurado lo que hizo fue calificar  una obra literaria “más que un panfleto, que no lo es”.

Defiende que la misma es una novela en el entendido de que “ en la novela cabe todo, autobiografía, ensayo, poemas”.

Define la novela como “un río desbocado que arrastra inclusive miasma y basura, cadáveres, todo lo que encuentra a su paso”. 

¿Qué entiende se valora a la hora de elegir al ganador de un determinado premio… Valoran el tema de que trata la obra, la persona que la escribe o la forma en que escribe o narra un determinado acontecimiento? Se valora el aporte literario. La obra ganadora no pondera ni justifica la dictadura, es un libro con mucha emoción, expresa todas las dificultades que pasó una joven por tener un abuelo que ella no había escogido. Nadie escoge a sus progenitores. Sería interesante conocer los sentimientos de un descendiente de los grandes dictadores democráticos y no democráticos que ha tenido la historia de la humanidad. Puede ser ofensivo al principio, pero al fin se convierte en parte de la historia. Aunque el libro premiado no es necesariamente una obra histórica, es una novela autobiográfica de la autora, la nieta de Trujillo. Habría que reflexionar si acaso se debe cobrar la cuenta a los descendientes de alguien que atentó contra la vida de miles.

En su condición de jurado, le había pasado esta situación en otros eventos estatales/ institucionales?  No, primera vez, pero no me extraña, todos los nunca se llegan, hemos tenido casos graves en El Salvador como fue el de un alto funcionario de nuestros gobiernos militares cuando se ganó el premio nacional con un libro de poemas de un argentino. Cuando lo denunciamos, el gobierno dijo que era una conspiración comunista. Cuando sacamos las dos versiones, dijo que el libro del salvadoreño había sido escrito primero y el plagiario era el argentino. Le sacamos otra copia: resultaba que cuando el argentino murió aun no había nacido el plagiario y alto funcionario estatal. Lo que hizo el gobierno fue premiarlo enviándolo a una embajada de Francia. Como ven, esto ocurre en la literatura y en los certámenes.

Cuál creen que sea la conclusión más saludable para este impasse, qué le aconsejan a los escritores, historiadores, lectores y público común que no quiere ver la otra cara de la moneda de la Era de Trujillo?  Mi primer consejo es que lean la obra y que la juzguen sin compasión como obra literaria, que descubran cómo la nieta está en desacuerdo con los crímenes políticos, y lo que sufrió por ser nieta de un dictador, inclusive se le llegó a marginar y a acusarla de tener ideas comunistas. Lo que no puedo hacer es penetrar en las emociones de los dominicanos ante una obra que rechazan, y menos de quienes de alguna forma sufrieron las consecuencias de la dictadura, sería un abuso de mi parte. Sin embargo, debo recordar como idea general que quienes pueden sufrir rechazos por una obra, el tiempo también puede perdonarlos y no solo eso, reivindicarlos.

Pone como ejemplo  el caso de Thomas Bernhard escritor de austríaco, que fuera el gran denigrado de su país “por antipatriota, execrado e insultado, todo un escritor maldito por sus obras de carácter autobiográfico; inclusive fue sepultado en secreto al morir en 1988; y años después se le considera un ícono de la literatura de ese país, es el Escritor Nacional de Austria”.

Eso a pesar de que dijo que Austria era  «un escenario de desorden y putrefacción y degradación, un elenco que se odia a sí mismo, seis millones y medio de abandonados».

Esa  experiencia la tuvo él mismo “ con Un Día en la Vida, como ya dije, y ahora esa obra la leen principalmente los jóvenes del sistema educativo nacional. Tengo suerte de ser testigo de vivir el hecho que es signo de tolerancia y convivencia social”.

Para quienes niegan que la obra de Aída Trujillo sea una novela sostiene  que “la apreciación de la obra estética es arbitraria dice Luckacs, con lo que quiere decir que no a todos les causa el mismo impacto emotivo, ni las mismas pasiones, por eso Van Gogh no pudo vender ninguna de sus obras y el genial Mozart fue enterrado en tumba de desconocido”. 

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