Mano obra haitiana:
En la economía  dominicana

<STRONG>Mano obra haitiana:<BR></STRONG>En la economía  dominicana

La mano de obra haitiana que fue imprescindible para nuestra industria azucarera, desde hace unos años  ha recobrado esa fuerza en otras áreas de la economía dominicana, como la agricultura, la construcción y el turismo.

Esa mano de obra que entra al país “como Pedro por su casa”, prácticamente se ha hecho omnipresente en las labores agrícolas y el área de la construcción, que son de gran importancia para la economía del país.  

Ahora  algunos sectores de la economía nacional están preocupados por el auge que ha tomado esa mano de obra sin ninguna regulación,  a pesar de la existencia de la Ley 285-04  (del 15 de agosto del 2004), que no ha entrado en vigencia por falta del reglamento, pendiente de aprobación por el Poder Ejecutivo.    La aplicación de esa ley es responsabilidad principal de la Dirección General de Migración y la Secretaría de Interior y Policía, entre otras instituciones del Estado. El Consejo Nacional de la Empresa Privada (CONEP), grupo líder del empresariado local, demanda del Gobierno la aplicación de la Ley 285-04 para frenar la inmigración de la mano de obra haitiana ilegal. Además   exhorta a las autoridades a evitar que la fuerza laboral haitiana cree una depresión en el salario medio y un retraso en la modernización tecnológica del aparato productivo local. Expresa que si existe contratación de mano de obra ilegal, debe ser castigada por la ley. 

Origen inmigración haitiana. La inmigración es el cambio de residencia de una persona o grupo de una región o país a otro. A lo largo de la frontera de Haití con República Dominicana siempre han vivido miles de haitianos, pero en 1919 fue cuanto éstos empezaron a cruzar para trabajar como braceros en los campos de caña. La industria azucarera del país comenzó su gran expansión luego de la Segunda Guerra Mundial y encontró una fuente cercana en la contratación de haitianos para el corte de caña durante las zafras.

La mano de obra haitiana resultaba mas barata por las condiciones económicas y de mercado y del abuso por  la fata de alternativas, incluso frente a condiciones de vida misérrimas.

Históricamente ha estado la denuncia de que los haitianos que cruzan la frontera para trabajar en la caña  (antes) y ahora en la agricultura, la construcción y el turismo “son víctimas de toda clase de atropellos por parte de las autoridades” que alegadamente permiten que se violen “sus derechos laborales”.   En el país es una realidad que la mano de obra haitiana está por doquier “como chivos sin ley” metida prácticamente en todas las actividades económicas. Los  ejemplos sobran, pero es bueno recordar algunos, como las ventas de frutas en las calles, de tarjetas telefónicas, maní, dulces, coco de agua, frío frío, jugos, ropas y otras chucherías. Además de su presencia en las labores agrícolas, de construcción y turísticas, incursionan en el servicio doméstico, de vigilantes, mensajeros, choferes de residencias, taxistas, motoconchistas, guardias y policías, entre otras actividades.

En el país hay vecindarios que los haitianos  son mayoría que los dominicanos. La razón  de la emigración de estos ciudadanos es fundamentalmente económica en la búsqueda de sobrevivir a la crisis de su país.

Piden Aplicación de Ley 285. Agroempresarios, sociólogos, industriales, políticos y religiosos están demandando la aplicación de la Ley 285-04 sobre Migración, con el propósito de que se regule la inmigración ilegal de los haitianos en el país.  

El ganadero Cesáreo Contreras cree necesaria la presencia de la mano de obra haitiana en las actividades agrícolas del país, pero con regulación. Una posición similar tinen los agroempresarios José Antonio Martínez Rojas y José Ramón Peralta que demandan voluntad políticas de las autoridades para establecer un control real de esa inmigración. En tanto, el sociólogo Frank Báez cree que faltan controles  adecuados en la frontera, evitando el tráfico de emigrantes que  genera un amplio negocio. 

La mano de obra haitiana es un mal necesario que se puede erradicar, si  los dominicanos volvemos a nuestras raíces y a la producir como antes lo hacíamos, en vez de estar pensando en montarse en una yola para ir a Puerto Rico, porque las cosas están tan malas allá como aquí o peor y con la desgracia de que dicen que ganamos en dólares, pero también pagan en dólares, o sea, lo que es igual no es ventaja. El que está bien aquí está mejor que en Puerto Rico o en Nueva York.

La cifra

80% es la mano de obra haitiana que labora en el área de la construcción de la República Dominicana, según el presidente de la Junta Agroempresarial Dominicana, José Ramón Peralta, quien también  sostiene que  mas del 60% de los obreros que se contratan para las actividades  agropecuarias son haitianos,  quienes además están  en las actividades  turísticas, principalmente en la zona Este del país, desplazando la mano de obra nacional.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas