Manolín Jiménez:
In memoriam

Manolín Jiménez:<BR>In memoriam

Para entender una sociedad se aconseja examinar si la retórica coincide con la realidad. Sin embargo, para evaluar a los hombres hay que analizar sus acciones, pero no en términos aislados sino como parte de un conjunto en que interviene una amplia gama de factores.

El doctor Manuel Antonio Jiménez Rodríguez, de quien se cumplen nueve años de su lamentable deceso, supo jugar en la vida el papel que le asignaron las circunstancias. Su coraje para exponer sus criterios con la vibrante retórica de que hacía gala desde su tiempo de estudiante, hizo que Trujillo lo postulara para una curul en la Cámara de Diputados. Como hombre leal a sus convicciones, jamás renegó ni se avergonzó de haber servido a un régimen dictatorial.

Puede decirse que ese paso lo compensó con su integración a la lucha por la democracia, pero sin sumarse al coro de oportunistas y desleales que después de servirse con creces de la tiranía trujillista buscaron refugio en el antitrujillismo. Podía errar en sus actuaciones, pero yo que lo conocí desde la Normal puedo testimoniar que jamás actuaba con segundas intenciones. Su sinceridad era una de sus muchas credenciales. Con Manolín Jiménez entablé una larga e imperecedera amistad, de la que me siento honrado, desde que cursamos juntos el cuarto de Filosofía y Letras. También cursamos y nos graduamos juntos en la carrera de Derecho en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, la última promoción de sacos y corbatas.

Cuando el Presidente Joaquín Balaguer lo postuló para síndico del Distrito Nacional, una vez triunfó no vacilé en acompañarlo, aunque ya para esa época pertenecíamos a partidos diferentes, porque conocía de su capacidad, inteligencia, honradez y dedicación. Hasta antes de su histórica destitución el 27 de abril de 1972, Manolín se perfilaba como uno de los grandes alcaldes de Santo Domingo.

Manolín es digno de que se reconozcan sus méritos.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas