Manos atadas

Manos atadas

JOSÉ MANUEL GUZMÁN IBARRA
La frase «E»pa» lante que vamos» no es un programa de gobierno, ni un grito de guerra, ni un paquete de políticas económicas, ni un lema electoral, ni una frase propagandística. No se le puede pedir lo que no ofrece pero no se le puede juzgar por lo que no pretende. La fuerza de su mensaje es que en su optimismo no se promueve una persona o un partido, aunque se asocie con su autor cada vez que la escuchamos o la leemos.

«E»pa» lante que vamos» refleja una actitud.  Su mensaje motoriza deseos y anhelos, pero no promete el mana del cielo, ni el vellocino de oro. Busca despertar en el receptor una acción preactiva.

La frase, sin dudas, es optimista. Su propuesta compromete al emisor con la actitud, la promueve, la busca, y se quiera o no, lo necesita. El receptor esperaba un mensaje optimista, pudo recibir una promesa, o incluso el planteamiento irresponsable de una utopía, recibió directo en sus sentimientos la provocación, ser actor de ese optimismo y no un receptor pasivo.

El gobierno tendrá las manos atadas en cuanto a presupuesto. Su acción principal en el 2005 es una, estabilizar la economía. No puede prometer el final absoluto de los apagones, ni la terminación de grandes obras. La demagogia, desde la oposición, podrá presionar y jugar con las ideas. La realidad es que el país necesita salir del dilema recesión para estabilizar o inestabilidad para continuar la crisis. El país necesita enrumbarse de nuevo con la fuerza del sector privado y la responsabilidad en el sector público hacia un crecimiento sano y sostenible.

Un político puede, en medio de una crisis económica, sentirse tentado a prometer un futuro promisorio. Esa fue la decisión de la administración pasada que había hecho su lema de campaña: «para los tiempos buenos». Frase esa que entrañaba  una promesa de bienestar en un futuro impreciso. En la  crisis, según esa frase, no le tocaba ni responsabilidad, ni había un compromiso con la construcción de ese futuro. El futuro llegaría tan al azar como había llegado la crisis.

«E» pa»lante que vamos» por el contrario hace énfasis en enrumbar las energías de todos hacía una misma dirección. Fuimos en el pasado pujantes. Los dominicanos hemos logrado reconocimientos inimaginables, oro en unas olimpiadas, miss universo le tocó a una dominicana, los mejores peloteros de todos son dominicanos. Los dominicanos, en el mensaje que quiere destacarse, podemos por nuestro propio esfuerzo.

En el período 1996-2000 la gente tenía fe en el futuro propio y en el del país. Así, no es sólo que la crisis casi nos hizo tocar fondo, sino que el ciudadano, quizá por la crisis, miró a esa sensación, que más de bienestar, era de seguridad, en la presidencia de Leonel Fernández. Es por eso que puede calar ese llamado a ir juntos hacia la construcción de eso que perdimos.

No nos habla de que es cosa fácil. No nos promete un objetivo inalcanzable o demasiado lejano. Nos llama a movernos, a accionar, a disponernos a superar los tiempos malos. E» pa» lante que vamos está conjugado en primera persona del plural, nosotros todos los que tenemos que disponernos a aportar. «Es para adelante», nos da la dirección, «que vamos» nos motiva a hacerlo juntos.

La frase  «E» pa» lante que vamos» no es una política económica, pero hay una política económica. No es un programa de gobierno, pero hay un programa de gobierno. El mensaje no es una promesa, pero es un compromiso. No es un grito de guerra, no se detiene en las querellas y en destacar la culpabilidad de una mala administración, pero hay responsables y hay la actitud de superarlos. No es un lema electoral porque no promueve a una persona o un partido, pero es una actitud y es un llamado. Energía, dirección y trabajo en equipo, juntos, porque lo hemos hecho, porque social e individualmente los dominicanos hemos demostrado que podemos. E» pa» lante que vamos!!!

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