Mantenga sus vías urinarias sanas

Mantenga sus vías urinarias sanas

Dentro de la prodigiosa máquina que es el cuerpo humano, las vías urinarias son las encargadas de la formación y excreción de la orina. Están constituidas por los riñones, las pelvis renales (conductos en forma de embudo que canalizan la orina desde los riñones hasta los uréteres), los uréteres, la vejiga y la uretra.

Los riñones fabrican la orina mediante la filtración de la sangre. Después se recoge en las pelvis renales y a continuación pasa a través de los uréteres hasta la vejiga. Cuando se ha acumulado alrededor de un cuarto de litro, los nervios transmiten el impulso de orinar al cerebro y la persona voluntariamente obliga a los esfínteres a relajarse vaciado la vejiga, a través del pene en el hombre y de la vulva en la mujer. Con este proceso se logran filtrar los productos metabólicos de desecho del organismo.

Los problemas más recurrentes en las vías urinarias son las infecciones, seguidas de las deformaciones de origen genético y la presencia de cálculos en cualquiera de sus trayectos. Las más afectadas por las infecciones son las mujeres.

Según estudios realizados, una de cada cinco padece alguna infección al menos una vez al año, y de ellas 15 por ciento contrae más de tres al año, esto sobre todo por la cortedad de la uretra, que tiene una longitud de uno a cuatro centímetros –en los varones es de 18 a 20 centímetros, además de que las secreciones de la glándula prostática tienen propiedades antisépticas y brindan al hombre una protección adicional contra las infecciones–.

Como la mayoría de las infecciones llegan a través del exterior y en forma ascendente, es más fácil que ingresen al organismo femenino desde diferentes fuentes, destacándose en primer lugar la falta o exceso de higiene, los lavados vaginales y por las relaciones sexuales.

Por ejemplo, los gérmenes presentes en la vagina pueden emigrar hacia la uretra y subir fácilmente a la vejiga. O bien las mujeres que después de defecar se limpian de atrás hacia delante tienen un riesgo altísimo de padecer infección en las vías urinarias. De hecho, un porcentaje demasiado elevado de estos casos es originado por la Escherichia coli, una bacteria cuyo hábitat natural es el intestino grueso.

Otra de las causas de las infecciones es la administración de antibióticos potentes (de amplio espectro), ya que pueden alterar el pH de la vejiga y hacer sus paredes más vulnerables a la colonización por bacterias patógenas.

[b]SÍNTOMAS[/b]

En ocasiones las infecciones en las vías urinarias pasan inadvertidas; por ejemplo, en la infancia no dan síntomas claros, aunque algunos niños pueden perder el apetito, tener fiebre o sentirse débiles. Después de los 12 años, los signos suelen ser más evidentes: ardor al orinar, quedarse con el deseo de seguir orinando, urgencia para ir al baño y aumento en la frecuencia de las micciones.

El aspecto de la orina cuando hay una infección cambia y de ser un líquido de color amarillo claro pasa a ser turbia, espumosa y con olor fétido o muy concentrado. En casos muy severos la orina adquiere un color anaranjado e incluso algunos pacientes, ante cuadros de infección muy avanzados, llegan a presentar un sangrado franco llamado hematuria.

Una complicación mayor de las infecciones de las vías urinarias es la infección renal (nefritis aguda o crónica), catalogada como enfermedad de las vías urinarias altas (las bajas son los uréteres, vejiga y uretra). La nefritis significa que el padecimiento ha ido avanzando desde la uretra hasta el riñón. Los síntomas en estos casos son muy agresivos: fiebre, náuseas, vómitos y dolor agudo en el área lumbar.

La infección también puede adoptar una forma más generalizada que abarca todo el sistema excretor conocida como pielonefritis, una complicación grave, pero que detectada a tiempo puede tratarse con efectividad.

[b]RECOMENDACIONES[/b]

Lo primero que deben hacer las personas que sufren de problemas en las vías urinarias es beber abundantes líquidos (entre dos y tres litros diariamente), además suspender de su dieta los alimentos grasos, picantes y salados. Tengamos en cuenta que la sal que llega a nuestro organismo no sólo es la que utilizamos para cocinar, sino también la que se oculta en infinidad de productos como conservantes, saborizantes y aditivos artificiales, y dichas sustancias al ser ingeridas y luego eliminarse en la orina irritan las paredes de las vías urinarias.

Aumentar el consumo de frutas y verduras como el pepino, apio, lechuga, tayota, sandía, melón, naranja, piña y en general todos los cítricos, fortalece las vías urinarias. El arándano (cramberry) se recomienda por sus poderosas propiedades antisépticas.

En las mujeres es importante no exceder el aseo en la zona genital, pues al eliminar todas las bacterias se desechan incluso las que resultan beneficiosas. También se recomienda evitar la ropa demasiado ajustada, especialmente medias y pantalones.

A los hombres, para prevenir las infecciones de las vías urinarias, se les recomienda que cuando terminen de orinar apliquen una ligera presión con la mano en la parte posterior del escroto para sacar la orina remanente del bulbo de la uretra.

[b]NO TE AGUANTES[/b]

Si deseas evitar las complicaciones en las vías urinarias, en especial las infecciones, es imprescindible no reprimir el deseo de orinar. Es común que muchas mujeres digan “yo no voy al baño porque está muy sucio” o “estoy ocupada y prefiero aguantarme”, lo cual es extremadamente perjudicial porque provoca en primer lugar que la orina se estanque y que en personas con predisposición, se desencadene la producción de cálculos ya que al orinar, además de agua, se expulsan sales minerales como calcio, fósforo y otros elementos sólidos. Si se impide su paso, pueden precipitarse y con el tiempo conducir a la formación de litiasis (piedras).

Otra complicación de contener las ganas de ir al baño es que el esfínter se colapsa (cierra) y aunque la persona tenga deseos de orinar, ya no es posible.

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