Manuel De Peña y Reynoso

Manuel De Peña y Reynoso

Sobresaliente protagonista de la vida política y cultural del siglo XIX  tanto en Cuba, donde descansan sus restos, como en República Dominicana

POR ÁNGELA PEÑA
Sus aportes literarios, patrióticos, educativos, que ofreció tanto a la República Dominicana como a Cuba, lo colocan como sobresaliente protagonista de la vida política y cultural del siglo XIX. Sin embargo, sus restos aún se encuentran fuera del país y casi todos los estudiosos de su obra y su figura se han dedicado a repetir sobre él los mismos datos sin profundizar en una investigación que complete el historial de su ejemplar trayectoria, según considera su más reciente biógrafo.

La calle de Santo Domingo que honra su memoria es pequeña, en contraste con la dimensión de su labor  universal, antillana. Su accionar se ha circunscrito particularmente a Santiago de los Caballeros y a la región del Cibao, pero sus luchas se extendieron a toda la geografía nacional.

Andrés Blanco Díaz, ligado al notable escritor y guerrero desde sus años adolescentes, acaba de publicar el libro que podría considerarse más abarcador y revelador de la actuación de De Peña y Reynoso. No obstante, a pesar de sus búsquedas en La Habana y en bibliotecas y archivos dominicanos considera que estos “Escritos selectos” a los que ha incorporado una pormenorizada cronología del ilustre pensador no abarcan toda su admirable biografía.

“Esa Cronología abierta la hice arañando, como dicen, pero todos los que han escrito sobre De Peña y Reynoso tendrán que historiar de nuevo”, expresa refiriéndose a las nuevas informaciones que incorpora, inexactitudes que corrige, revelaciones que narra.

Es “abierta”, explica, porque no es una investigación que cerré, hay todavía muchos huecos. Después que termina el Movimiento denominado “La Evolución de Enero”, él pasa a ser ministro, pero cuando derrocan al presidente Ulises Francisco Espaillat, desaparece, va al exilio, no se sabe dónde. Reaparece en Haití”.

Blanco Díaz relata que viajó tres veces a Cuba y rastreó las huellas de De Peña y Reynoso en el Instituto de Literatura y Lingüística. “Encontré algunos folletos que publicó y unos artículos suyos en “Cuba Literaria”, manifiesta.

En este libro, publicado por el Archivo General de la Nación con el auspicio del Banco de Reservas, Blanco Díaz reproduce en una preciosa y superior edición de 384 páginas más de 30 artículos del consagrado humanista y periodista, creador de diarios y revistas, fundador de escuelas, colegios, ateneos, sociedades culturales.

Ahora late en el reputado cronista, crítico literario, corrector de estilo, catedrático universitario, la inquietud de que los despojos mortales de su personaje sean transportados a su tierra natal. “Se debe reactivar las gestiones para trasladar sus restos al país, están enterrados en la necrópolis de Colón, en La Habana, junto a los de su esposa Caridad Badín. Cuando murió recibió honores militares de Coronel del Ejército”, significa.

Perfil

A pesar de la extensa “Cronología abierta” de Blanco, los datos familiares de Peña y Reynoso son escasos. No figuran sus hijos ni su matrimonio. De su descendencia dice que en el país vivió Julio de Peña Badín, que otro de sus vástagos fue Carlota De Peña y Badín y una tercera, recuerda, redactaba la revista “Quisqueya”. Estas noticias no figuran en el libro.

El “letrado combatiente”, como define Roberto Cassá a Peña y Reynoso, nació el uno de enero de 1883 en Arenoso, sección de Santiago de los Caballeros. Algunos, apunta Blanco, señalan que nació en Licey el 2 de diciembre de 1834. Era hijo de Diego de Peña y Juliana Reynoso.

Se desempeñó como secretario de la gobernación de La Vega; Alférez del Estado Mayor de Juan Luis Franco Bidó con quien participó en la batalla de Sabana Larga. En la memorable “Revolución del 7 de Julio”, ocupó el puesto de Oficial Primero del Ministerio Provisional de Relaciones Exteriores. En su periódico “El Cibaeño” combatió las actuaciones de Pedro Santana por lo que debió emigrar a Cuba en 1858. Allí fue empleado de oficina, periodista, agricultor y maestro.

En 1868, cuando estalló “El Grito de Yara, Peña y Reynoso fue primero Oficial del Estado Mayor del General Máximo Gómez y luego del general Donato Mármol y Encargado del Negociado Interino del gobierno de Carlos Manuel de Céspedes. También fue diputado de la Primera República de Cuba”.

En esos primeros años en la hermana Antilla compuso los cuartetos segundo y tercero del Himno Bayamés, conocido luego como “La Bayamesa”, “mientras se encontraba en la jurisdicción El Cobre, en plena Sierra Maestra, y conversaba con Carlos Manuel de Céspedes sobre literatura”, anota Andrés Blanco.

Regresó a la República en 1873, fundó el colegio La Paz, de enseñanza primaria, participó en el Movimiento del 25 de Noviembre que llevó al poder a Ignacio María González; fue elegido diputado por Santiago de los Caballeros; editó el periódico “El Dominicano”; fundó la escuela dominical “La Concordia”, para artesanos, la Sociedad Amantes de la Luz, el Colegio “Central”, los voceros “El Eco del Yaque” y “La Paz” e instaló allí la “Liga de la Paz de Santiago”.

Luego de una intensa actividad política, social, cultural, educativa, Manuel de Jesús De Peña y Reynoso emigró de nuevo a Cuba en 1877, fundando allá colegios, escuelas nocturnas, periódicos. Un año después retornó a la Patria sin detener su agitada carrera literaria, política, magisterial, hasta 1909 cuando viajó otra vez a su residencia de la calle El Reloj, número 2, de Santiago de Cuba, donde falleció el dos de agosto de 1915.

La calle

“Sobradas son las razones para que una calle nuestra lleve el nombre de Manuel de Jesús De Peña y Reynoso. En Cuba participó en la Guerra de los Diez Años, al lado de figuras estelares de aquella epopeya, como Carlos Manuel de Céspedes, Máximo Gómez y Donato Mármol y en el país enfrentó las acciones de los presidentes Pedro Santana e Ignacio María González, esto último en lo que se llamó “La Evolución de Enero”, que no fue más que el Movimiento encabezado por él que logró tumbar constitucionalmente al Presidente de la República, en 1876”, expresa Andrés Blanco Díaz, añadiendo que el ilustre soldado es considerado un prócer tanto en República Dominicana como en Cuba, y enumerando otros merecimientos en los ámbitos del magisterio y la literatura.

 La calle “Manuel de Jesús De Peña y Reynoso” está localizada en San Carlos. Nace en la avenida México y se extiende hacia el parque principal de ese sector.

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