MANUEL HERNÁNDEZ RUIGÓMEZ
En perfecto equilibrio entre la sencillez y el protocolo

MANUEL HERNÁNDEZ RUIGÓMEZ<BR data-src=https://hoy.com.do/wp-content/uploads/2010/05/4B59DDAA-ACFF-4C7E-A733-D351D1A4BA07.jpeg?x22434 decoding=async data-eio-rwidth=320 data-eio-rheight=390><noscript><img
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FOTOGRAFÍAS : HÉCTOR BÁEZ
De porte correcto y aire de intelectual, Manuel Hernández Ruigómez es el típico diplomático a tiempo completo. Un hombre que sabe lo que quiere y quiere lo que hace. Que se desdobla con facilidad para expresar un profundo análisis o iluminar su rostro con una espléndida y cálida sonrisa, sucumbiendo al buen humor que lo caracteriza.

Profesional exigente, acucioso historiador, esposo y padre amoroso y amigo incondicional, es uno de esos seres difíciles de olvidar. Esos que te marcan con su embriagadora sonrisa, con su exquisito trato, con su mente  brillante, con cualquier cosa por sencilla que parezca, pero te marcan.

Desde el año 2006 ostenta la representación diplomática de España, como su Cónsul General en nuestro país, y lejos de lo que han sido sus antecesores, se ha granjeado innumerables amigos, siendo un rostro popular y bienvenido en las más selectas actividades sociales de nuestra ciudad capital.

Casado con María José Urquijo Valdovinos desde hace 27 años y padre de tres varones a quienes adora, conforman una familia ejemplar, donde cada uno está consciente de sus roles y se expresan con absoluta libertad.

Marijé como todos la llaman- es la compañera perfecta, según afirma su orgulloso esposo. De rostro dulce, trato exquisito y una ternura que le brota por los poros, es de esas personas queribles por necesidad. Pero de igual manera, es ella el firme soporte del hogar, la palabra final e implacable y una socia y compañera sin límites, cuando se trata de apoyar los difíciles y variados roles de su esposo, en especial cuando se trata de  armar y desarmar maletas, para seguirlo entusiasmada a cada destino a que haya sido comisionado. Sin dudas, una pareja modelo, de esas que se necesitan para salvar el mundo de la anarquía de valores esenciales y la ausencia de los principios más elementales.

Disfruten este recorrido por sus nostalgias y presentes, y confirmen como yo, que sí es cierto que se construyen puentes de fraternidad, respeto y amor entre pueblos hermanos a través del ejercicio diplomático.

Cómodamente ataviado con una fresca camisa y un saco sin corbata, Manuel parece disfrutar de la intensa sesión de fotos que tanto a él como al resto de la familia, realizáramos para nuestra entrevista. Su cara, seria por momentos y las más, completamente relajado y risueño, refleja al hombre que lo tiene todo bajo control. Su mujer, Marijé, se afana en tener todo lo necesario para complacer los requerimientos de nuestro fotógrafo, sin que por ello denote ningún agobio o malestar, sino más bien, una sabrosa paz que ella sabe transmitir a todo el que la rodea.

Me escapo de momento con Manuel para hacer un aparte e invitarlo a un viaje hacia sus adentros, tratando de captar sus sentimientos escondidos, su emoción más espontánea, sus principios más sólidamente arraigados y su transitar por la carrera diplomática.

¿Cómo y por qué se dedica a la carrera diplomática?

Más o menos, cuando yo tenía 15 años, mi padre, catedrático de Historia de América, fue contratado por la Escuela Diplomática de España para dar un curso sobre América latina. Y a mi, que ya me llamaban la atención las noticias internacionales en los periódicos, me atraía aquello de la diplomacia. Averigüé qué era eso llamado Escuela Diplomática y concluí que era lo que quería hacer en la vida. Así que me licencié en Filosofía y Letras y comencé a preparar el concurso oposición (un examen durísimo) para convertirme en diplomático.

¿Cómo podría definir su gestión en República Dominicana?

El trabajo que hacemos en ese Consulado es muy intenso, estresante, continuamente contra el reloj y tratando de no perjudicar a los usuarios, españoles o dominicanos. Y siempre con la vista puesta en dejar el pabellón de

España muy alto.

¿Cuál diría Usted que ha sido el factor más importante, la cualidad más relevante, en el trayecto de su ascendente carrera profesional?

¿La más relevante de todas? la capacidad de adaptación. Hoy podemos estar en Santo Domingo, pero mañana podemos pasar a Seúl o a Windhoek. El diplomático que carezca de esta cualidad, que vaya pensando en otro trabajo.

¿Cuál ha sido la experiencia más gratificante y el reto más difícil en su carrera diplomática?

La más gratificante ha sido aquí, en Santo Domingo, habiendo convencido a las autoridades dominicanas, junto con el inapreciable concurso de mi vicecónsul, Román Escotado, de la necesidad de que la República Dominicana suscribiera el Convenio de La Haya sobre la Apostilla. Este instrumento internacional exonera a los dominicanos que viajan de tener que legalizar sus documentos oficiales en las distintas oficinas del Estado y en las del país que se visita. Ahora, cualquier documento oficial dominicano apostillado, es válido en la mayor parte de los países.

 

El reto más difícil ha sido también aquí, el de organizar un sistema de citas para las visas, de forma que los usuarios no tengan que pernoctar en las aceras del Consulado desde primeras horas de la madrugada.

¿Cómo definiría la diplomacia?

La diplomacia es un oficio complicado que le sitúa a uno, a veces, en medio del fuego cruzado (metafórico unas veces y otras no tanto) entre dos Estados, el que representas y el que te ha recibido. Pero es una profesión que enriquece enormemente al funcionario y a su familia.

Además, le empuja a uno a conocer su propio país para venderlo en el extranjero, lo que, como decía el embajador de España, Chancho Arias, es fascinante. Estoy enamorado de mi profesión.

¿Qué metas quisiera lograr en esta carrera?

Todo el que entra en esta carrera quiere llegar un día a embajador, a desempeñar la máxima representación de España en otro país. Pues bien, a mi me gustaría que fuera además en Santo Domingo. Mi embajador hoy aquí,

Diego Bermejo, a quien respeto y venero, y que también fue cónsul general anteriormente, me dice, “bueno, yo ya te he abierto el camino, el precedente está creado; ahora te toca a ti continuarlo”. El futuro nos dirá

Existe una errada apreciación de que la diplomacia es sinónimo de fiestas y cócteles,

¿Cuál diría usted que es la esencia, el objetivo  primario de una representación diplomática en tierras extranjeras?

El caso es que la gente tiene la errada idea de que los diplomáticos somos una especie de gente que sólo sabe hablar de vaguedades, eso si, con mucha educación, sin que falte una copa de Taittinger en la mano, bajo un  techo plagado de arañas de cristal de Murano y rodeados de señoras bellísimas compitiendo para ver quien luce el brillante más espectacular. Pues no. Hoy ya no. Agasajar a invitados diversos por razones diferentes (la fiesta  nacional, la onomástica del Rey, una visita oficial) es parte de la función diplomática. El cóctel es una  importante herramienta de trabajo en donde se intercambian puntos de vista o se cruzan informaciones, muchas veces esenciales para la determinación de aspectos esenciales de la política exterior de un gobierno. Hoy, los diplomáticos somos unas gentes que trabajamos muy duro para que las reuniones internacionales a nivel de jefe de Estado u otras, sean un éxito en beneficio de los pueblos respectivos. Nuestro objetivo prioritario ha de ser la adecuada, eficaz y productiva representación de nuestro país en otro, y de hacerlo a todos los niveles, el social también.

En su vida profesional, ¿Cuál ha sido la decisión más difícil que le ha tocado tomar?

Estando destinado en Angola, mi gobierno me comisionó al vecino país de São Tomé y Príncipe, donde estaba asilado un terrorista de ETA, para presionar a sus autoridades en el sentido de que no debían prestar ningún tipo de colaboración a ese individuo. Se estaba entonces planteando un proyecto de cooperación entre una de las organizaciones del entorno de ETA y la administración saotomense. No fue nada fácil, se lo aseguro. En ese viaje, uno de los reactores del avión de Transportes Aéreos Angolanos (TAG) se incendió y tuvimos que aterrizar de emergencia en Libreville (Gabón).

Otra fue, estando destinado en Nicaragua, la identificación del cadáver de una secretaria de nuestra embajada en Managua tras un accidente aéreo en las proximidades de Tegucigalpa.

Los restos de las personas que murieron eran verdaderos tizones, irreconocibles. Tuve que decidir cortar el dedo anular de uno de ellos para ver si se trataba de la secretaria. Y era ella. Por dentro estaba grabado el nombre de su esposo y la fecha de la boda.

¿Qué piensa que le falta a la diplomacia para cumplir a cabalidad con su papel de establecer puentes de unión entre los pueblos del mundo?

Depende del país del que hablemos. Hay algunos en los que es muy necesario profesionalizar la función y descontaminarla de la política, evitar que los políticos de turno la usen para recompensar a quien ellos estimen en cada momento. La diplomacia es la representación exterior de un Estado, representa a todos, no sólo a los que gobiernan en un momento dado.

¿Está contento con lo que ha hecho, con lo que ha podido lograr?

Siempre se puede hacer más, pero muchas veces la falta de tiempo o impedimentos de diversa naturaleza, no nos dejan hacer lo que quisiéramos. Pero estoy relativamente satisfecho

A su juicio, ¿Qué cualidades identifican a un excelente diplomático?

En el siglo XVII, Juan Antonio de Vera y Zúñiga decía, por ejemplo, que “es mejor que el Embajador tenga buen talle y rostro”; en el XIX, Antonio de Porlier y Sáenz de Asteguieta señalaba que “el diplomático ha de tener un cuerpo grácil para así bailar con mayor garbo”. No creo que hoy en día sean condiciones que se nos exijan, pero me parece que al menos ha de ser alguien que hable con soltura tres o cuatro idiomas, tenga una mente flexible, sea prudente en lo que diga, en especial, en público, tenga una destacada capacidad de   adaptación, así como una buena formación cultural y sepa ponerse en el lugar del otro para comprenderlo mejor en el marco de una negociación o incluso de una conversación informal.

Es usted un enamorado de la historia y ha escrito libros y artículos de gran envergadura, ¿Qué lo motiva a escribir y qué está escribiendo en este momento?

Bueno, aparte de mi formación universitaria, en la que la Historia ocupó un lugar relevante, el gusto por esa disciplina me viene de familia. Ya le dije que mi padre es un profesional de la historia, con más de 60 años como profesor universitario.

La historia me apasiona en todas sus dimensiones. Tengo con mi padre una deuda: la de concluir la tesis  doctoral, y en eso estoy ahora, a punto de terminarla, después de casi 10 años de trabajo, ufff! Es un estudio sobre las elecciones que llevaron a doña Violeta Chamorro a triunfar sobre los sandinistas, la primera mujer que alcanzó la presidencia de la República en el Nuevo Mundo, en febrero de 1990.

Es obvio que para escribir sobre historia ha de leer mucho. ¿Es asi? ¿Cuál género de literatura disfruta más? ¿Cuál es su escritor favorito?

Efectivamente, hay que leer bastante y tomar notas para luego interpretar y relacionar hechos, acontecimientos,   decisiones, ocurridos a lo largo de la historia. Me gusta leer historia, ensayo y novela. En historia, mi favorito es mi padre, cómo no; en ensayo, me encanta Stefan Zweig, un judío austriaco muerto trágicamente en Brasil cuando huía de la Alemania nazi. En novela, me apasiona la hispanoamericana, toda ella y, aquí, mi preferido es Mario Vargas Llosa. Pero leo cualquier cosa, hasta los prospectos de las pastas de dientes. En lo que respecta a la historiografía dominicana, soy un rendido admirador de Manuel García Arévalo.

Dentro de su profesión y responsabilidades, ¿Qué disfruta más?

Aquí en Santo Domingo he redescubierto el trabajo consular en toda su intensidad. Me gusta la función diplomática, pero también disfruto desempeñando la consular.

¿Se considera un adicto al trabajo?

No, pero me gusta hacer las cosas bien y si para eso hay que meter horas, pues se meten. Las cosas a medias son intolerables.

¿Qué errores le parecen imperdonables en el desempeño de sus responsabilidades?

El dejar sin auxilio consular a conciudadanos que están pasando dificultades. Ahora mismo, por ejemplo, acaban de llamar unos españoles, atrapados entre la frontera entre Dominicana y Haití, que tenían cerrado el paso hacia ambos países. Pues bien, llamando a oficiales de la Dirección General de Migración, que dirige con eficacia el almirante Sigfrido Pared, lo hemos podido solucionar.

¿Cómo es un día en su vida?

Llego a trabajar a las siete y media de la mañana. Ya avanzada la tarde, voy a la casa para almorzar en familia, siempre que no haya algún compromiso de trabajo, que muchas veces los hay. Después, algún ratito de   relajación y un poco de ejercicio: gimnasio, natación. Regreso a casa y ahí, los deberes de los niños, el trabajo de la tesis doctoral, la cena. No es infrecuente que por las noches mi esposa y yo tengamos que asistir a actos   sociales diversos y m más en este país que tiene gente tan acogedora.

¿Es usted diferente en la oficina y en el hogar o con los amigos?

Claro. Son medios diferentes. No se puede estar igual en casa y en la oficina. Es imposible. Me considero hogareño y muy amigo de mis amigos. En la oficina me gusta hacer equipo y no impongo decisiones, salvo en circunstancias especiales, claro, pero de esas hay dos al año.

La vida es Las vivencias de cada día, hechos que confirman mi historia

Mi familia es Lo más maravilloso del mundo.

La diplomacia es Un arte, quizás uno de los más antiguos del mundo.

España es Mis raíces

Dominicana es Parte de mi vida.

¿Cómo definiría Usted este momento de su vida, a nivel profesional y personal?

Satisfecho de lo realizado estos últimos años en el Consulado General de España en este país y agradecidísimo a mi equipo, en especial, a Román Escotado, a Ignacio Sánchez y a Antonio Bauzá. Me gustaría mencionar a todos los demás pero necesitaríamos mucho espacio.

El verdadero éxito de un ser humano no radica únicamente en aquello que se ve, sino básicamente en lo que no se ve, pero que conforma la zapata de sus aciertos. Esto por supuesto involucra la vida personal, que de estar saludablemente equilibrada, permitirá un desempeño firme y seguro en su vida pública. Una vida personal con historia, que va conformando la personalidad y edificando los sueños, de acuerdo a la cantidad de recuerdos felices que conformen su historia personal.

Manuel y Marijé tienen una historia de vida llena de pedazos inmensos de alegrías, de esa sana alegría que se cocina en la adolescencia y se disfruta en la madurez. Con 27 años de casados, se sienten tan enamorados como el primer día. Y no es que lo digan; lo demuestran. Juntos han enfrentado los desafíos de una carrera con altas y bajas, y han criado a sus tres hijos con la clara certeza de su vida nómada, sin que ello haya perjudicado su desarrollo emocional e intelectual. Su primogénito, Manuel, de 23 años, ya cursa estudios universitarios en

España; mientras que Nicolás, de 17 años y Álvaro, de 13, aún transitan las andanzas de conocer nuevos destinos y nuevos amigos, sin que les preocupe mucho la adaptación al nuevo medio. Más bien, según nos comenta Nicolás, han podido acunar muchos amigos alrededor del mundo, con los cuales siguen en estrecha relación a través del correo electrónico. Una normalidad que ha costado esfuerzo, dedicación y mucho amor de parte de Manuel y Marijé. Es por ello, que sin preámbulos, incursiono en este territorio de más intimidad, para descubrir la base de su fortaleza espiritual.

Normalmente lo que somos, responde mucho a lo que vivimos en nuestra infancia, a esos valores y experiencias acumulados durante nuestra vida. Hábleme algo de sus recuerdos más viejos, esos que le marcaron para toda su vida.

Me marcaron los veranos que pasamos en un valle idílico del norte de España, el rincón más bello de la tierra y que tiene el descriptivo nombre de Villasana de Mena. Cada año transcurría con ansiedad esperando a que llegara el mes de junio para trasladarnos allá.

En Villasana, nos quedábamos hasta finales de septiembre.

En corto

La vida es Esfuerzo y alegría con humor

Mi trabajo es Dedicación y alegría sin que falte el humor

La diplomacia es Un bonito oficio

España es Mi patria

Dominicana es Ahora, mi otra patria

¿Qué soñaba ser de pequeño? ¿Alguna vez soñó con lo que es hoy?

Al principio quería ser como mi abuelo materno, general médico del ejército. Desde los 15, me obsesioné con la diplomacia y, de hecho, me empecé a preparar para ese durísimo examen.

¿Qué recuerdos más intensos y relevantes tiene de su adolescencia?

Sin duda, haber conocido a Marijé, mi esposa, y haber sido padres de nuestros tres maravillosos hijos.

¿Cómo define el amor?

Es una relación de entrega, teñida de un profundo respeto hacia lo que piensa o hace el otro en el marco de una confianza ilimitada y nada inquisitiva.

¿Cuándo y cómo llega el amor a su vida?

En los veranos de Villasana, éramos de la misma pandilla, como llamamos en España a los grupos de chicos y chicas.

¿Cómo definiría a su esposa?

Es una mujer completa, entregada a sus hijos como pocas madres he visto.

¿Cómo la conoció y qué cosas le atraparon de su personalidad?

Lo primero que me atrapó fue su belleza y, luego, a medida que nos fuimos conociendo, su bondad, fuerza interior y su capacidad de comprender diferentes situaciones en diversos ambientes.

¿Qué opina de la familia?

La familia es lo esencial en la vida de un hombre o de una mujer. Nuestras vidas sin familia no tendrían sentido. Y los hijos son lo más grande que los humanos podemos hacer en este mundo

¿Cómo desearía educar a sus hijos? ¿Cuál entiende que es su mayor legado?

Mi mayor legado es la educación, efectivamente, y haré todo lo que esté en mi mano, endeudándome si es preciso, para darles la mejor formación existente.

¿Quién lleva la disciplina en el hogar? ¿Usted o su mujer?

En casa, Marijé está a los mandos de la nave y ellos saben que las decisiones las toma ella. Esto me da mucha tranquilidad.

Sus hijos, ¿le temen o le respetan?

Me respetan. No creo que haya una pizca de temor en su relación conmigo.

¿Cómo es en el hogar? ¿Es romántico, alegre, sencillo? ¿Sabe desconectarse de las presiones del trabajo y ser otro, o ser verdaderamente usted?

Soy accesible en el hogar y muy responsable en cuanto a mis funciones como padre. Mi trabajo es tan agobiante y envolvente que muchas veces es difícil liberarse de los flecos que se derivan de la gestión diaria. Pero trato de olvidarme de él, hasta el punto de que consigo borrar inconscientemente de mi mente  acontecimientos, visitas, incidentes o sucedidos que han ocurrido a lo largo de la jornada. Tengo esa inmensa ventaja.

¿Cómo ha crecido como familia en esta misión en la República Dominicana? ¿Ha sido difícil o por el contrario, se han podido unir más?

Nos hemos adaptado a la República Dominicana sin problemas, desde el primer día. Ha sido facilísimo. Cuando nos envíen a otro destino va a ser un problema para mis hijos que se encuentran maravillosamente aquí.

¿Cómo se autodefine?

Perseverante, respetuoso y resistente.

¿Qué cosas no soporta?

La falta de seriedad, la falta de responsabilidad, las faltas de respeto

¿El mejor momento de su vida?

Cuando nació mi hijo Lolo (Manuel)

¿El peor?

Cuando murió mi suegro

En su tiempo de ocio, ¿qué le gusta hacer?

Leer y escribir

¿Cuáles son las prioridades en su vida?

La educación y la felicidad de mis hijos

¿Con qué sueña?

Con el éxito profesional de mis hijos

¿Qué cosas le hacen feliz, le arrancan una sonrisa desde dentro?

Sin armonía familiar es difícil vivir y para el lo insisto en la importancia del respeto al otro en la vida en pareja. En buena parte, de ahí se deriva la felicidad. Las buenas notas de mis hijos me suben mucho la moral y ellos lo saben.

Su mayor virtud. Su mayor defecto.

Creo que es la sencillez, pero también cultivo la paciencia y el respeto. El defecto, confiar

¿Cuál es su opinión sobre la felicidad perfecta?

Esa es la que tendremos cuando usted y yo lleguemos al Cielo, y estemos en presencia de Dios. Pero falta mucho.

Esa pasión sin la que no puede vivir es

Leer y escribir .

De las personas que ha perdido, ¿a cuál extraña más?

A mi suegro, a mi madrina y a Pepe Escudero.

Si volviera a nacer, ¿Qué cosas enmendaría?

Me hubiera gustado haber cursado también una Licenciatura en Economía. El saber no ocupa lugar pero emplea tiempo, y no lo tenía, ni lo tengo.

La actividad diplomática lo lleva por muchos países alrededor del mundo, ¿dónde le gustaría pasar el resto de sus días?

Cuando me pensione, entre España y la República Dominicana y conste que no lo digo porque nos esté leyendo el público de este país.

¿Cómo le gustaría ser recordado?

Como alguien que se esforzó por hacer el bien demasiado, aunque ya sé que no voy a poder cambiar

Memoria Inteligencia voluntad, ¿Qué es lo más importante?

Voluntad e inteligencia, perfeccionadas por una buena memoria.

¿Qué estilo de literatura disfruta más?

La novela hispanoamericana

¿Qué cualidades aprecia en las personas?

La honradez, la seriedad, la responsabilidad, el respeto a los demás

¿A quién admira?

A Winston Churchill; a Adolfo Suárez; a Otto von Bismarck

¿A qué le teme?

A defraudar a mi familia

¿Qué papel juega Dios en su vida?

Sin la presencia de Dios la vida sería más complicada de lo que ya es

¿Cuántos años tiene por dentro?

Hay que mantenerse siempre joven y para eso hemos de alimentar proyectos permanentemente, hasta el último aliento de vida. Y yo los tengo ahora y los tendré siempre.

¿Qué es la amistad para usted?

Algo fundamental en la vida

¿En quién confía ciegamente?

En quienes confían en mi y me respetan.

¿Toma la vida muy en serio o el buen humor forma parte de su vida?

El buen humor es tan esencial que sin él no podría vivir. Hay que poner siempre un toque de humor en la vida para que esta no se convierta en una tragedia, algo a lo que muchos humanos tienen tendencia fácil.

¿Qué le ha enseñado la vida hasta ahora?

A que sin esfuerzo, sin el duro trabajo de cada día, sin la entrega a lo que uno hace es difícil triunfar. El maná sólo cayó del cielo una vez.  No esperemos que lo vuelva a hacer.

¿Se considera un hombre feliz, realizado?

En este mundo, la felicidad no es algo que se pueda mantener con permanencia. Hay momentos de felicidad inapreciables que he tenido y tendré. Lo bueno es saberlos disfrutar cuando llegan y no frustrarse cuando no llegan.

¿Cuál es su opinión sobre la felicidad perfecta?

Esa es la que tendremos cuando usted y yo lleguemos al Cielo, y estemos en presencia de Dios. Pero falta mucho.

La actividad diplomática lo lleva por muchos países alrededor del mundo, ¿dónde le gustaría pasar el resto de sus días?

Cuando me pensione, entre España y la República Dominicana y conste que no lo digo porque nos esté leyendo el público de este país.

¿Cómo le gustaría ser recordado?

Como alguien que se esforzó por hacer el bien

Que Rick (Humphrey Bogart), el protagonista de Casablanca, se case con Ilsa (Ingrid Bergman), la protagonista, a los acordes del As time goes by. Habría que filmar Casablanca 2

¿Cómo y cuándo conociste a Manuel, tu esposo?

Con brillo en los ojos y una alegría que se desborda en expresiones de júbilo, me contesta: ¡De toda la vida! Nuestros padres eran amigos y veraneábamos en el mismo sitio, Villasana de Mena, en Burgos, al norte de España. Y tal parece que este sitio mágico donde pasaron tan gratos momentos y donde además surgió el amor entre ambos, lo conservan en sus memorias como un lugar especial. “Un verano  de amor” podría ser el título de su historia, pero ya cuentan más de veintisiete, tres hijos y mucha complicidad.

Ella confiesa que lo que más admira de su esposo es su fuerza de voluntad, pero donde sin dudas se crece su amor es con sus hijos, de quienes dice que son la felicidad más absoluta, por lo que no para de dar gracias a Dios todos los dias. Cada uno con su marcada personalidad, llenan sus vidas de satisfacciones constantes. De Manuel,  el mayor, nos dice que es muy responsable, mientras que Nicolás, el mediano, es un gran conversador y el benjamín de la familia, Ávaro, es la alegría de la casa.

Al cuestionarla sobre lo que más echará de menos en su partida de nuestro país, afirma sin pensarlo: “Su gente, mis maravillosos amigos”.

Lo primero que hace cuando se levanta…

Llamar a mi madre.

Un vicio confesable…

El café y si es dominicano, mejor.

Un lugar pendiente por visitar…

Nueva York

Una ciudad para vivir…

Son dos: Bilbao y Madrid

Un libro de mesita de noche…

Actualmente, “La fiesta del chivo”

Un buen recuerdo…

Mi infancia

Algo que le quita el sueño…

Sentir lejos a mi madre y mi hijo. mayor.

Hijos

Manuel Hernández Urquijo

23 años

Nicolás Hernández Urquijo

17 años

Álvaro Hernández Urquijo

13 años

Epílogo

Ella, de grácil figura y una sonrisa de ángel, lo miraba con descuido pero con la coquetería propia de aquello que no le es indiferente. Sus miradas se cruzan, sonríen, pero no acaba de llegar el momento del   encuentro donde se atreva finalmente a expresarle su amor, su admiración, su devoción. El verano se acaba, y al igual, las oportunidades de verla de cerca, de conversar a solas, de contarle que sueña con verla a su lado por la eternidad. Se arma de valor y espera el momento justo de confesarle su amor y entonces, ¡suena el teléfono! Manuel se despierta y descubre que se había quedado dormido en el solaz refugio de su terraza, con la suave brisa de una tarde de abril, que aún no era presa del calor agobiante de esta época del año. Una sonrisa de satisfacción ilumina su rostro cuando se percata que su sueño, aunque nostálgico en el tiempo, es  absolutamente real.

Se siente plenamente satisfecho con su vida personal y agradece a Dios la bendición de una familia ideal. Pero aún más, en el plano laboral, haber logrado metas palpables y legado importante en su gestión consular, en un país que ha logrado amar y donde se han sentido como en casa, le permite sentir el orgullo del deber cumplido. Y por si fuera poco, lograr avances importantes en su refugio y pasión: la escritura, engrosan su intelecto y conectan su sensibilidad. Manuel Hernández Ruigómez, en su función de Cónsul General de España en nuestro país desde hace cuatro años, se ha ganado el cariño y el respeto de los dominicanos, quienes han encontrado en él a un profesional sin mancha y a un ser humano extraordinario. Pero como obvia regla de la diplomacia mundial, su tiempo en esta isla se acerca a su fin. Sin embargo, siempre será recordado por esa maestría inconfundible de lidiar exitosamente con los asuntos más delicados de la diplomacia internacional, y mecerse como armonioso péndulo, entre la más simple sencillez y el más agobiante protocolo.

Es por ello que apreciamos enormemente el privilegio de poder contar parte de su historia y sobre todo, esos tesoros escondidos de la vista pública, que siempre acompañan a los grandes triunfadores, con la esperanza de que el puente de afecto que con tanto esmero ha construido con sus acciones, le sirva de regreso a esta tierra en un futuro próximo.

M.L.

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