Manuel Nina Cisneros, )el encanto de una imaginería prometedora?

Manuel Nina Cisneros, )el encanto de una imaginería prometedora?

Terra Ventosa ha sido el título de la exposición individual de Manuel Nina Cisneros, que fue exhibida en el Museo de las Casas Reales el pasado 14 de abril. Este texto fue escrito con motivo de aquella exposición.

Manuel Nina Cisneros nació en en San Cristobal y forma parte de las nuevas generaciones de pintores dominicanos.

Terra Ventosa viene como fantasma y misterio, ventisca desértica que no mira hacia atrás.

Mar de humus encromado, regiones oníricas que han venido una vez más para hablar del mundo que no vemos, criaturas de génesis abrumadas, sin destino ni tiempo, colocadas en la angustia, pintadas para una liberación de las formas en un paraíso de colores cómplices y refulgentes.

Para lo real maravilloso como propuesta, quizás una cierta ritualidad portentosa, es necesaria, motivos fundamentados que aunque rosen el surrealismo, sabrán tener alegorías distintivas que lo separen del fabuloso y modélico mundo de André Breton.

Pero como soy tan tonto para pensar, al ver esa exposición me pregunto si en la República Dominicana hay una constante histórica de lo real maravilloso, que nos permita decir o establecer diferencias Aespirituales@ con otras expresiones parecidas, la haitiana , por ejemplo o la venezolana, para solo citar dos en el espacio caribeño.

Tiendo a pensar que Nina Cisneros en su caligrafía busca formas para crear una imaginería, metáforas límites, simbologías y otras claves pictóricas que en la persistencia o la búsqueda de una constante, al cabo del tiempo, nos servirían para dar la referencia acabada de lo real maravilloso.

No basta una propuesta para un calificativo, bastarían varias propuestas y un propósito temático desarrollado en intención.

La calidad de la obra, la factura y terminación de estos cuadros, nos mueven a una exquisita generosidad, porque tienen una fuerza conquistadora envuelta en imágenes con gran poder simbólico, eso es innegable.

Pero me preocupa lo que siempre he visto: sólidas propuestas próximas a corrientes ya conocidas, y luego el desplome, porque la madurez no la hace una exposición con acierto, o la venta apurada del contemplador deslumbrado, la madurez es un proceso de trabajo y visión y en general, nuestros jóvenes pintores son poco constantes en la continuidad de un propósito temático.

Por eso, de repente, nos alegran la vida, nos hacen escribir pendejadas y luego desaparecen en la nada del nunca existí, porque se los traga la venta de cuadro como un fast food cualquiera y quienes eran talentos, se convierten en pintores Aeléctricos@, que pierden la trayectoria de generaciones largas y doblegadas a la mediocridad absoluta.

Terra Ventosa, nebulosa ocre de viento alegre, espiral marrón de fantasmas hacia el cielo, ahí está Nina Cisneros, escondido en un rojo llama, mostrando figuras repletas de poesía y símbolos, manejando materias con sorprendente dedicación, abriendo un camino en su juventud, que amparado en la constancia podría darle frutos estupendos.

Pienso seguir sus huellas, entonces espero medir al golpe de miradas y análisis, hasta dónde lo real maravilloso le hace cultivar un estilo y una propuesta.

Mientras tanto, prefiero la prudencia, la observación con buena fe y el encanto de estos cuadros que muestran una gran posibilidad en la futura confirmación de un talento en medio del laberinto.

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