Mao Zedong

Mao Zedong

-IX-

Mao Zedong nació en Shoashan, 1893, al sur de la provincia de Hunan y murió en 1976. Para bien o para mal, Mao fue un líder que no temía usar su autoridad, si bien es cierto que “riqueza y poder” llegaron a China después de su muerte, Mao la convirtió en una nación que el mundo no podía seguir ignorando, ni maltratando. Su carácter fue formado, probablemente, por dos fuerzas muy diferentes: Su padre, exitoso vendedor de arroz, lo vapuleaba constantemente, en una relación tormentosa, la otra fuente, los pensadores: Yan Fu, Chen Duxiu y Liang Qichao Kang Youwei, a quienes adoraba. Estos intelectuales despertaron en él la pasión por ideas políticas y nacionalismo revolucionario.

Ávido lector, a los 17 años logró entrar en la escuela Xiangxiang para suplementar el currículo tradicional que había tomado en Shoashan, especialmente las obras de Liang y Kang, que leía y releía hasta que se las aprendió de memoria. Poco después caía la dinastía Qing. En 1812, luego de seis meses en la milicia y estudios rigurosos que emprendió por su cuenta en la biblioteca pública, logró entrar a la Primera Escuela Normal Provincial. Su primer esfuerzo literario, 1912, un ensayo sobre Lord Shang de la escuela legalista que enfatizaba la Ley como forma de control del Estado.

En esos tiempos de desorden gubernamental tanto Sun Yat-sen, Chiang Kai-shek como Mao Zedong propugnaban por gobiernos fuertes, muchas de cuyas recetas venían de Shang. Sus doce pasos para rejuvenecer el país debían comenzar por fortificar el cuerpo de los chinos, como ejemplo, tomaba largas caminatas y escaladas de montañas, nadaba en ríos y dormía a la intemperie noches helado/as, como si tuviera una premonición de lo que vendría después durante la Gran Marcha.

Al graduarse Mao consiguió un empleo en la Nueva Biblioteca Universitaria Peking. Una posición baja que, no obstante, lo puso en el centro del fermento político e intelectual y especialmente con Li Dazhao, uno de los primeros intelectuales chinos en interesarse en el marxismo. También era editor de la revista “Nueva Juventud”, conjuntamente con Chen Duxiu. Es decir, en Beijing, Mao se encontraba en el medio de las más excitantes corrientes intelectuales y políticas de su tiempo. Fue en estos años que Mao desarrolló repulsa hacia los intelectuales que lo veían como advenedizo porque se sentían superiores y eran prepotentes: “Poseen mucho aprendizaje de libros y poca experiencia práctica”.

Mientras Mao estaba de vuelta en Hunan organizando los campesinos, fue llamado a Shangai, 1921, para que participara en el Primer Congreso del Partido Comunista Chino. Para ese entonces, una nueva fuerza, fue creada en el mundo, con la Revolución de Octubre en Rusia; el primer estado socialista bajo la dirección de Lenin. Los chinos encontraron el marximo-lenismo la única verdad aplicable universalmente. El criterio de Mao de dirección heroica, decidida y fuerte coincidía ahora con Lenin. La idea del revolucionario profesional.

Stalin ordenó al débil partido comunista chino dedicar todas sus fuerzas en organizar la clase trabajadora. Li lo hacía en el norte, Chen en el sur y Mao con los campesinos de Hunan que resultaron los más activos y líderes de la Revolución Comunista China. Esta revolución desenraizó totalmente la cultura y la sociedad chinas: “Destrucción Creativa”.

El “terror blanco” en Shangai hizo que Mao pidiera a la dirección del partido que trasladara la revolución al interior pero los líderes se oponían aun cuando estaban siendo asesinados. Mao continuó organizando el interior, se estableció en la montañas de la provincia de Jiangxi, hasta que Chiang lo desalojó. Ahí empezó la Gran Marcha, un desesperado retiro de diez mil kilómetros a través de China, esta hégira heroica en la que murieron más de 70,000 de sus 80,000 efectivos, lo llevaría del desolado Yan’an al poder en Beijing.

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