WASHINGTON.– La aceitada maquinaria electoral alimentada por datos que llevó dos veces a Barack Obama a la Casa Blanca está calentando los motores para la elección de este año, al tratar los demócratas de recrear la ventaja táctica con la que vencieron a los republicanos en 2008 y 2012.
Ahora que la popularidad de Obama está en ascenso, los demócratas aguardan con ansias su regreso a la campaña, esta vez a favor de Hillary Clinton, por quien presidirá un acto el martes en North Carolina.
Sin embargo, los jefes de la campaña dicen que será igualmente crucial para su éxito una maquinaria política obamista que conserva su potencia cuatro años después de su reelección, con enormes cúmulos de información sobre votantes y donantes, así como un cuerpo de activistas entrenados y voluntarios que la campaña de Clinton está cooptando.
La joya de la corona de la cacareada maquinaria, una lista de correo electrónico que incluía 20 millones de direcciones en 2012, está ahora a disposición de Clinton. La lista había estado en poder de un comité de campaña de Obama que aún existe para saldar viejas deudas. Grupos demócratas e incluso la ONG de Obama Organizing for Action tuvieron que pagar una buena suma por la lista.
Ahora una copia de la lista, que ayudó a Obama a recaudar fondos por montos inéditos, está en poder del Comité Nacional Demócrata (DNC por sus siglas en inglés), que puede enviar emails a voluntad sin consultar a la campaña obamista. Eso dicen individuos que conocen la lista y que hablaron bajo la condición de no ser identificados por no estar autorizados a informar sobre el asunto.
Últimamente el DNC empezó a enviar emails firmados por Clinton a toda la lista. Uno de ellos ofrecía una rifa de entradas al musical de Broadway «Hamilton» como invitados de la candidata.
Para los partidarios de Clinton, la entrega de la lista es el indicio más claro de que los temores luego de la reelección de Obama resultaron infundados. En 2013, cuando Obama se negó a entregar la lista al partido, algunos demócratas rezongaron que les negaba uno de sus recursos más preciados.
Mitch Stewart, director de la campaña de Obama en los estados más disputados en 2012, dijo que había discusiones sobre si la estrategia tecnológica resultaría eficaz para otros demócratas o si se trataba de un fenómeno propio de Obama. Dijo que la continuidad entre las campañas de Obama y Clinton demuestra su sustentatiblidad.
«La gente de la campaña de Clinton no tiene que aprender de nuevo las lecciones de 2016 que nosotros aprendimos en 2008 o 2012», dijo Stewart, que desde entonces ha creado una consultoría que ayuda a Clinton. «Muchos de ellos son los mismos».