Con su colección primavera/verano 2011 para Louis Vuitton, el diseñador Marc Jacobs propone un inicio del año muy llamativo con piezas de mucho movimiento, en las que  predominan el animal print, los motivos florales y los colores brillantes.

Al introducir el desfile, Jacobs resaltó la sofisticación de las piezas, citando a la ensayista Susan Sontag.  “La relación entre el aburrimiento y el gusto extravagante no se pueden sobreestimar. Por su naturaleza, el gusto extravagante sólo es posible en sociedades de consumo, en sociedades o círculos capaces de experimentar la psicopatología de la abundancia”, parafraseó Jacobs.

En casi todos los diseños se apreció una evidente influencia del estilo setentero, con siluetas fluidas y sueltas o delgadas y ajustadas, colores brillantes en tejidos como el  lamé y lurex y aplicaciones en cristales strass y lentejuelas. El estilo Chinoiserie también fue recurrente en vestidos cheongsam, chaquetas y collares mandarines, y abanicos fabricados con encaje.

La piel animal fue una referencia abundante y, por momentos, los propios animales hicieron presencia: jirafas, zebras y tigres surgían en faldas, vestidos y tapados. Un panda en lentejuelas se bordó en una camiseta de lujo acompañada por una falda fina de esmoquin, mientras una jirafa serpenteaba su largo cuello por la parte trasera de unos pantalones de satén blanco, terminando por la cabeza en la parte frontal de la chaqueta.

Flores gigantes.  Como todo lo demás, los motivos florales de la colección eran gigantes. Lirios exuberantes florecían voluptuosamente en los vestidos  y  cheongsams.

Complementos.  Los accesorios no tuvieron mucha presencia, aunque algunos “looks” se complementaron con aros   extragrandes con borlas y otros por los puños de macassar esculpidos e inspirados en el Art Decó.

Las sandalias  mostraban los pies con finas tiras de cuero de charol brillante, combinadas con toques de gamuza, lagarto o satén. Los detalles también fueron claves en los calzados, exhibiendo tacos adornados con flecos o con formas de patas de animales recubiertas con strass y cristal.

Aunque pequeñas, las carteras  produjeron un gran impacto. Carteras prolijas con solapa en piel de becerro  y broches con eslabones dorados pendiendo de largas cadenas, como los pochettes con ribetes de piel de pitón.