Marcando el paso

Marcando el paso

A los que nos tocó hacer el servicio militar y desfilar, en general, a las personas que han marchado en las escuelas, saben que uno de los mandos es “marcando el paso”. Para los que no lo sepan, quiere decir: Marchar en el mismo lugar, sin avanzar, sólo moviendo las piernas como si estuviéramos caminando. Un buen “marcador de paso” está todo el día en el mismo sitio sin nada que lo perturbe.

Voy a tratar de comparar los desarrollos de Corea del Sur y Taiwán con el nuestro. Por los años sesenta esos países tenían un Producto Interno Bruto, PIB, inferior al nuestro y en el presente nos superan varias veces. Las razones son complejas, diversas, ellos no hacía mucho habían salido de guerras y nosotros de una dictadura de 30 años. Otra, podría ser la diferencia entre las idiosincrasias orientales, con tradiciones milenarias de respeto reverencial a sus mayores e irrestricta obediencia a sus superiores.

En contraposición, aquí la informalidad campea por su fuero, todos sabemos más que Einstein, el vecino.

Los asiáticos enviaron a estudiar a los EE.UU. y Europa miles de jóvenes que culminaron en grados académicos avanzados y entrenamiento en las más diversas áreas del saber; los dominicanos se la han buscado para recibir de instituciones como el AID, el DAAD, etc., miles de becas. De vuelta a Corea del Sur o Taiwán los graduados fueron recibidos por los dictadores que regían los destinos de esos pueblos y puestos a trabajar en sus respectivas especialidades con miras a cumplir los objetivos establecidos. Los gobiernos dominicanos han recibido los graduados y especializados de mala gana ¡Como no los mandaron! Funcionarios y empleados pensaban que perderían el jugoso “carguito” pues trabajan en los ministerios (secretarías) pero también tienen sus empresas. La mayoría de los graduados han tenido que trabajar en “lo que aparezca”, muy diferente de sus especialidades; cuando se cansaron emigraron.

Los dominicanos también salimos de una dictadura en los sesenta: ¿tendría esto algo que ver con el PIB que exhibíamos? Pero no mantuvimos lo bueno: la riqueza que quedó, desbaratamos la pequeña base industrial, las propiedades comerciales saqueadas, las inmobiliarias pasaron y pasan a quién sabe qué manos; vacas con producciones diarias de setenta o más botellas de leche eran apuñaladas, etc. En resumen, no actuamos con inteligencia; rechazando lo malo y reteniendo lo bueno; políticos y privados con la excusa de los terribles crímenes del “Jefe” se dan banquete. Por tanto, es razonable pensar que este tipo de políticos y empresarios no hayan fijado objetivos a largo plazo, ni aprovechado el talento nacional para el desarrollo del país, han estado muy ocupados en sus propios problemas.

Por otro lado, no hay que olvidar la geopolítica de ambos países, Taiwán, reconocido por los EE.UU., como China por muchos años, financiada militar y estratégicamente para lograr su desarrollo; Corea del Sur con su terrible vecino al norte, también ha sido atendida copiosamente por los estadounidenses.

Estas ayudas, préstamos y trabajo en conjunto, sin dudas, contribuyeron a crear fuentes de empleo y el desarrollo de esos pueblos que unidos a la visión de sus gobernantes, fructificó hasta alcanzar los niveles de desarrollo que exhiben.

Finalmente, los EE. UU. han visto a la República Dominicana como un país que no sirve más que para resolver el problema de Haití y como fuente de materias primas. Si nosotros hubiéramos compartido una isla o península con la Cuba de Fidel, es posible que la atención hubiera sido parecida a la de Corea del Sur pero con el cuadro general esbozado antes seguiremos “marcando el paso”.

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