El domingo tenía un sabor más festivo que de costumbre. La simbología de las Mariposas, con su belleza y transformación, no pudo ser más acertada para la convocatoria de la Gran Marcha.

Contrario a todo pronóstico cultural, a las 8:30 de la mañana, ya un gran número de personas allí. Y, ¡grata sorpresa! Ni estábamos los/as mismos/as de siempre, ni éramos tres gatos/as.

En un mismo escenario convergieron desde Milagros Ortiz Bosch, Orlando Jorge Mera, Carolina Mejía, del PRM, MinouTavárez Mirabal, de AlPaís, hasta Maritza Hernández y Flavia García, del PLD, Nashla Bogaert, David Maller, Huchi Lora, Fausto Rosario, Pancho Álvarez y funcionarios como la ministra de la Mujer, Janet Camilo, y la rectora de la UASD, Emma Polanco.

Además, es destacable la alta presencia y participación masculina (demostrando este tema no es solo interés o responsabilidad de mujeres), de familias y niños/as, demostrando el carácter cívico de esta convocatoria.

Y, afortunada y correctamente, estuvieron presentes los partidos políticos. Fue hermoso ver mujeres de diferentes partidos, una al lado de la otra, creando consensos sobre este tema.

Pero, y he aquí lo triste y conmovedor, las familias de víctimas de feminicidios, razón de ser de esta marcha. Ver esos rostros tristes, esos corazones en luto permanente, esos niños y niñas sin sus madres, y, en algunos casos, sin su padre, fue memorable. He aquí el rostro vivo de una tragedia que algunas autoridades quieren tapar, haciéndole maquillaje profesional a los datos.

Sin embargo, volviendo a la alegría, la esperanza estuvo latente: varias generaciones de mujeres y hombres defendiendo juntos la vida de las mujeres y rechazando los feminicidios y otras formas de violencia hacia las mujeres: política, económica, social. Y por último el arte: ver a grandes artistas como Xiomara Fortuna y Roldán Mármol usando sus ritmos contagiosos para emitir mensajes a favor de las mujeres.
Justamente aquí uno de los momentos más emotivos de la marcha, ver a Maridalia Hernández, Aldalgisa Pantaleón y Nathalie Peña Comas cantando el proyecto musical Las Mariposas.

O ver esa obra de José Almonte, con 68 pares zapatos vacíos como símbolo de que no estamos todas, que faltan las asesinadas.

De modo que hoy me siento orgullosa de ser dominicana, de saber que hay esperanza, que más de 100 organizaciones sociales, académicas, políticas, culturales se pusieron de acuerdo en el rechazo a este tema.

Ahora la pelota caliente está en manos del Estado/Gobierno. Más que discursos o justificaciones urge accionar: ayer hubo demandas, hoy esperamos decisiones.

Mientras, ¿Quién dijo que todo está perdido? Nosotras, las hijas e hijos de las Hermanas Mirabal, dimos nuestros pasos y venimos a entregar nuestros corazones.