Durante una entrevista para HOY en el Espectáculo Podcast, la comunicadora y actriz, María Angélica Ureña, -entre risas y lagrimas- narró cómo su transformación espiritual y este encuentro con Dios, la ha ayudado a enfrentar momentos oscuros en su vida personal y su carrera en los medios de comunicación.
María Angélica Ureña encontró en su fe una fuente inquebrantable de fuerza y paz.
“En muchos momentos de soledad, y en muchos momentos, como digo yo, cuando las luces se apagan, lo único que te queda es Dios”, dijo.
Desde su convicción, María Angélica expresa que el tener presente estas creencias religiosas en su vida es lo que le permite sentirse plenamente satisfecha como persona.
«Lo único que es real, lo único que no te va a fallar, porque no tiene la promesa del mundo es papá Dios. Lo único que genuinamente te va a llenar como ser humano es la presencia de Dios,» afirmó.
«Mira, yo creo que cuando uno cree que lo tiene todo, es cuando, tal vez, tú no tienes nada,» reflexionó Ureña.
Al cuestionársele en qué momento la fe comenzó a tener un papel tan relevante para ella, la comunicadora confesó que fue a partir de su divorcio, un proceso que le obligó a reevaluar sus prioridades y expectativas.
«A mí me tocó un divorcio donde tal vez yo tenía una alta expectativa de la vida, pero cuando empiezas a enfrentarte con situaciones dices ‘¿tú sabes qué? Esto no es lo que me está llenando. No es la casa nueva, ni este compañero que yo creía que era y al final no era.'»
Según explica, durante este proceso apareció lo que ella define como “un ser de luz en su vida”: la pastora Maritza Martínez, quien había ido a orar por el matrimonio de Ureña, pero más adelante terminó confesándole que entró en conflicto con Jehová a causa de la separación de la pareja.
«Ella me dijo: ‘esta casa está hermosa, pero sentí que Dios me trajo para darte la fortaleza a ti y a esta persona de que ustedes se puedan despedir en paz y desde el amor, y que ambos puedan buscar de Dios’”, recordó.
La intervención de la pastora Martínez fue un punto de inflexión para Ureña, quien asegura que hacer las cosas bien y agotar los procesos es necesario para su sanación.
«Dios quiere que tú vacíes tus manos para llenártelas de nuevas bendiciones,» le transmitió la pastora, una lección que Ureña ha llevado en su corazón desde entonces.
Este viaje espiritual ha moldeado a María Angélica en una persona más fuerte y centrada. Reflexionando sobre su pasado, ofreció un consejo a su yo más joven: «Hermana, tranquila, confíe que todo pasa.»
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