María Conchita hace temblar al mundo del espectáculo

María Conchita hace temblar al mundo del espectáculo

POR MANUEL EDUARDO SOTO
La noticia se propagó como un reguero de pólvora, haciendo temblar al mundo del espectáculo: María Conchita Alonso decidió escribir sus memorias sin censura ni omisiones, incluyendo la larga lista de parejas que ha tenido durante su carrera como modelo, cantante y actriz.

María Conchita, una delgada, sensual e inhibida chica nacida en Cuba, criada en Venezuela y afincada en Los Angeles, California, nunca fue una superestrella, pero sí logró éxito con canciones como “Noche de copas” y “La loca” y con varias películas que hizo en Hollywood al lado de figuras de primera línea como Robin Williams, Arnold Schwarzenegger, Sean Penn, Nicolas Cage y Robert Duvall, para mencionar unos pocos.

Aunque se sospecha que María Conchita sostuvo tórridos romances con los astros más populares del mundo del espectáculo hispanoamericano, un nombre que ha surgido abiertamente a través de los años es el del cantante español Julio Iglesias, quien sin mencionar nombres –como buen caballero que es– ha reconocido haber tenido una buena cantidad de amoríos hasta que conoció a Miranda –su compañera actual– y se tranquilizó. Y no es para menos, ya que con 62 años no puede andar conquistando chicas como cuando tenía 20.

La desinhibida María Conchita, sin embargo, ha aclarado que la supuesta relación con el intérprete de “Me olvidé de vivir” “fue sólo sexo”, nada de romance. Pero sí reconoció que con otro español –Bertín Osborne– mantuvo una relación amorosa importante.

Me tocó la suerte de conocer a María Conchita en sus años de éxito, a principios de la década de 1980. Fue en el hotel Caribe Hilton de San Juan, Puerto Rico. El sello A&M Records –del trompetista Herb Alpert– la había contratado y emprendió una agresiva campaña de promoción para hacerla popular lo más rápido posible.

En esa época, yo era el editor de espectáculos de la agencia mundial de noticias United Press International (UPI), por lo que el director de promoción de la disquera, José Behar, no perdió tiempo y cuando se enteró que yo me encontraba alojado en el hotel boricua llevó a su flamante artista a mi habitación para que la conociera. Bella, delgada y de larga cabellera negra, María Conchita vestía apenas un diminuto bikini blanco que delataba las intenciones del promotor de impresionarme con su atractivo físico. Sin ser voluptuosa.

Estuvimos conversando por largo rato y al final terminamos grandes amigos. La futura estrella se había ganado un reportaje que luego envié a todo el mundo de habla hispana, contribuyendo con mi granito de arena a su popularidad. Aquí, en Santo Domingo, Jossie Esteban no perdió tiempo y “fusiló” a ritmo de merengue el mayor éxito de la artista cubano-venezolana, “Noche de copas”, el que forma parte de la galería de temas clásicos del ritmo nacional.

Pero el desorden con que llevó su carrera como cantante, impidió que la María Conchita llegara muy lejos. Más tarde se enamoró de un roquero norteamericano y decidió dedicarse al rock, desapareciendo prácticamente del mundo latino.

Pero al radicarse en Los Angeles consiguió entrar al difícil mundo del cine, aprovechando la experiencia como actriz que había adquirido en Venezuela a través de varias telenovelas. Esta etapa artística la inició en 1984, cuando trabajó al lado del comediante Robin Williams en “Moscow on the Hudson” (Moscú en Nueva York). También se destacó su participación en “Colors”, junto a Sean Penn, y en “La casa de los espíritus” (1993), la versión fílmica de la exitosa novela de la chilena Isabel Allende.

No hay dudas de que su nombre –a sus 47 años– volverá a sonar en la farándula hispana con este libro que promete traer muchas revelaciones sensacionales.

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