Mariano Rivera: cada vez más un ícono del béisbol

Mariano Rivera: cada vez más un ícono del béisbol

NUEVA YORK. Octava entrada. La Liga Americana aventaja 3-0 a la Nacional en el Juego de Estrellas. De repente, cuando nadie lo espera, comienza a sonar su tema y el relevista emerge del bullpen. A paso lento, se dirige al montículo.

Y el estadio se viene abajo. El público le dedica una ovación inacabable. Los propios peloteros de ambas cuevas lo aplauden de pie. Es un instante eterno, que Mariano Rivera jamás olvidará.

La temporada de ensueño que vive este pitcher de 43 años en su despedida del deporte le regaló otro momento memorable el martes cuando el béisbol le brindó un homenaje que confirmó su condición de gloria inmortal.

Durante un minuto y medio, Rivera quedó solo en el medio del montículo, sin que nadie se atreviese a salir al terreno a interrumpir la comunión entre pelotero y público. Se quitó el gorro y procedió a saludar hacia todas las direcciones del estadio. Se puso el gorro en su corazón. «Fue grandioso», dijo Rivera, el derecho que surgió de Puerto Caimito, un pueblo de pescadores en Panamá. «Casi que me ponía a llorar». Hasta que el mismo Rivera le gritó al receptor venezolano Salvador Pérez: «`vamos para el juego, vamos a tirar'». 

 

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