Marien Capitán – Al son de las encuestas

Marien Capitán – Al son de las encuestas

La realidad electoral de un país puede cambiar de un segundo a otro. Con ver lo que sucedió en España, para no ir demasiado lejos –aunque lo está, por supuesto– , cualquiera podría aventurarse y asegurar que ningún candidato está exento de vivir un revés tan fuerte como el que tuvo que ver Mariano Rajoy, el candidato del Partido Popular, quien estaba en la cima de todas las preferencias pero perdió rotundamente las elecciones de su país.

Aquella realidad, aunque para mí es un gran absurdo, es lo que algunos presumen que podría pasar aquí, en República Dominicana, cuando lleguen las elecciones el próximo 16 de mayo.

Equiparar ambas realidades, sin embargo, me parece una falta de respeto mayúscula. ¿Cómo, a pesar de que nosotros no hemos vivido ningún atentado ni nada que altere nuestra paz, puede hablarse de que nuestro presidente, Hipólito Mejía, puede revertir los resultados de unas encuestas que desde hace meses lo dejan en un lejano tercer lugar? Sólo los intereses, mediáticos y antidemocráticos, podrían lograr semejante milagro.

Para nosotros, los que sufrimos una eterna crisis que golpea nuestros bolsillos cada día, fue muy fuerte ver la primera plana del Listín Diario el pasado lunes 15: El Partido Socialista gana las elecciones en España; las encuestas se equivocan.

Ver eso, para quien conoce el historial de ese rotativo que ahora está al servicio del Gobierno, fue motivo de indignación: todos sabemos que es imposible que aquí pase lo mismo que en España.

La noticia fue manejada, burdamente, y al hacerlo pensamos que se nos quiere preparar para la única posibilidad de que las encuestas se equivoquen: un fraude colosal. De lo contrario, ¿cómo se explica que, con una diferencia de cincuenta puntos, se pueda presumir que Hipólito Mejía pueda salir airoso frente a Leonel Fernández?

Vale la pena recordar, en estos instantes, que las últimas encuestas revelaron que el ex presidente Leonel Fernández tenía el 62% de la preferencia electoral, mientras que Mejía sólo gozaba del 12%. Con tal diferencia, ¿se puede creer que es posible que haya un revés en la contienda?

Para que algo así se dé, con toda sinceridad, deberían darse muchas condiciones juntas: que baje la tasa del dólar, que cesen los apagones, que los precios de la comida estén más baratos, que hayan menos indicios de corrupción, que el Presidente hable y se maneje mejor, que el Gobierno se endeude menos, que disminuya el desempleo, que la gasolina no sea un artículo de lujo…. y, amén de muchas cosas más, que estemos seguros de que la estabilidad del momento se mantendrá más allá del 16 de agosto, cuando Mejía retome el poder.

A estas alturas, con el peso hecho mierda y la canasta familiar imposible de comprar, nadie cree en las palabras del Presidente. Por tanto, vendernos la posibilidad de que las encuestas fallen es un descarado intento de engañarnos una vez más. Ninguno de nosotros, por más estúpidos que seamos, podemos pensar que eso sucederá.

Nueva vez quieren tomarnos por pendejos. Suena duro, las palabras son fuertes, pero esa es nuestra realidad: quieren decir, aunque Al Qaeda no esté por aquí, que en República Dominicana se revertirá la realidad electoral. Sólo quien está tomando dinero del Estado, sin embargo, podría suponer que los dominicanos queremos ver a Hipólito Mejía por mucho tiempo más; ya estamos cansados de ver cómo cada día nuestro nivel de vida cae un peldaño más. Por ello, en este país no se repetirá la historia que se vivió en la Madre Patria. El Atlántico, por algo, nos separa.

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