Marien Capitán – Simplemente soy libre

Marien Capitán – Simplemente soy libre

Cada semana, cuando sale esta columna, entro al internet y chequeo los comentarios que los cibernautas escriben acerca de lo que he dicho y/o dejado de decir. Por otro lado, leo con regularidad toda mi correspondencia, la que mandan por correo electrónico o vía papel, por lo que estoy al tanto de lo que me llega.

Decir esto, aunque no tenga mucha importancia para algunos, es la mejor manera de expresar que aunque en muchas ocasiones no respondo los comentarios que con tanta gentileza me escriben, realmente valoro sus palabras. Por ello, me parece oportuno responder a uno de esos comentarios.

La semana pasada me pusieron dos “etiquetas”: mientras unos me “acusaban” de ser peledeísta, hubo quien malinterpretó mis palabras y aseguró que mi pluma está pagada por el PPH. Ninguno de ellos, sin embargo, tiene la razón: mi único norte es la libertad.

Amén de que nunca he pertenecido a ningún partido, jamás he tenido algún tipo de intimidad con los políticos que se están terciando. A Leonel Fernández, por ejemplo, lo he saludado tres o cuatro veces en mi vida, he hablado en una oportunidad con él –en medio de un grupo, no a solas– y ni siquiera creo que pueda reconocerme si se encuentra conmigo en la calle.

A Hipólito, por otra parte, lo he visto de cerca en dos ocasiones. En ninguna de ellas, sin embargo, he tenido ocasión de hablarle.

¿Amigos? Los tengo de todos los partidos. En mis libretas telefónicas pueden encontrar números que se pueden escribir en rojo, blanco o morado. No distingo a la gente por su partido, sino por lo que es. Las diferencias, en lugar de separar, creo que son la mejor manera de aprender.

Dicho todo lo anterior, sería oportuno recordarles que durante la gestión del ex presidente Fernández dije todo lo que debía decir en aquel momento. Le critiqué, como lo hago hoy con Hipólito Mejía, porque para mí el único partido político que existe es el de la verdad. En esa época, por supuesto, me tildaban de perredeísta –sobre todo porque, además, cuestioné en muchas ocasiones el que el ex presidente Joaquín Balaguer aún se presentara como candidato presidencial y, posteriormente, que decidiera desde su casa todo lo que se haría en el ámbito político del país.

Creo, y lo digo con toda sinceridad, que los periodistas no debemos tener banderas políticas –simpatías sí, somos ciudadanos como los demás–. El que exista una red de comunicadores con Leonel o un frente de periodistas con Hipólito me parece casi abominable: decantarse por un líder y/o partido, tan a la franca, habla mal de lo objetivo que puede llegar a ser un comunicador.

¿Qué no tenemos que mezclar las cosas? Normalmente, y ejemplos sobran, sabemos que no es así (muchos colegas politizan y manipulan las informaciones). Por eso, repito una vez más, no estoy afiliada ni pertenezco a ninguna organización política.

Libre para decir, criticar u opinar acerca de lo que creo, estoy segura de que cuando cambie el gobierno –confío en que así sea, a pesar de que el Presidente subió 10 puntos en las encuestas– me buscarán un nuevo partido. Quizás, por aquello de que quien mucho se queja es medio comunista, terminen diciendo que formo parte de las filas de las Fuerzas de la Revolución.

Prefiero eso, sin embargo, antes de ver ser parte de ese grupo de periodistas que, frente a Hipólito Mejía, escuchó con beneplácito cómo el mandatario les aseguraba que en caso de ganar las próximas elecciones les daría becas y apartamentos. Con qué cara, cuando lo nuestro es informar, podemos sentirnos bien al saber que estamos buscando provecho personal a costa de los impuestos del pueblo. No, amigos, así no me van a ver. Soy libre, lo repito, y por eso no voy a permitir que me etiqueten tan a la ligera y pongan en duda mi credibilidad. Es todo, pasen buenos días.

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