Marien Capitán – Un trabajito en el Banco Central

Marien Capitán – Un trabajito en el Banco Central

Era un viernes 4 de junio. La mañana, movida, anunciaba su triste final. Entonces llegó él, al calor de la tarde incipiente, para traernos el trago más amargo del día: en su página 20, con una foto de José Lois Malkún, nos contaba qué tan exiguas son las pensiones de los ex gobernadores del Banco Central.

Antes de que nos adentremos en lo que cobran los ex gobernadores, es bueno apuntar que la noticia que nos trajo el único vespertino que aún queda daba cuentas de que Lois Malkún estaba “renunciando” a la módica pensión que le otorgó la Junta Monetaria después de una “incansable labor” de dos años en el Banco Central: RD$293.600.

El monto, amén de que pienso que su gestión ha sido cualquier cosa menos buena -el dólar y la economía se han ido en picada durante la misma-, da rabia pensar que un señor que tiene sólo dos años de trabajo en una institución gubernamental gane RD$290.000 más que la mayoría de los jubilados dominicanos (la mayoría gana cerca de RD$3.600).

Eso implica, si hacemos la división, que Lois devengaría el equivalente a lo que ganan 81 jubilados juntos. Si pasamos a los maestros, cuyos casos conozco bien de cerca, debo apuntar que existe una gran cantidad de maestros que están pensionados con RD$1.749, lo que supone que para llegar a lo que ganaría Lois Malkún habría que reunir la pensión de 167 maestros.

Como ven, en este país el trabajo de toda una vida es casi lo mismo que una mierda (disculpen la palabra, sé que es desagradable). De nada vale irse a los campos a enseñar, quemarse las pestañas en aulas oscuras o, lo que es peor, ver cómo los años se te van enseñando a diversas generaciones que después ni siquiera te recordarán.

Muchos de los maestros pensionados y jubilados no tienen suficiente dinero ni para comer ni para comprar medicinas. Qué decir de los que, tal como salió en el día de ayer, ahora tienen que pagar RD$500 cada vez que se hacen una diálisis: están bien fastidiados (por cierto, con la pensión de Lois Malkún se podrían costear 587 diálisis.

Si a eso le sumamos lo que ganan otros ex gobernadores podríamos costear muchos más tratamientos. Imagínense lo que se haría con los RD$89.440 que gana Carlos Despradel, quien supongo que también devenga un sueldo como secretario técnico de la Presidencia; los RD$98.510 de Bernardo Vega; los RD$95.289. de José Santos Taveras; los RD$83.335 de Hugo Guiliani Cury; los RD$69.160 de Mario Read Vittini; los RD$157.405 de Héctor Valdez Albizu; y los RD$235.497 de Francisco Guerrero Prats, quien además debe ganar bastante bien como secretario de Relaciones Exteriores.

Así las cosas, con las pensiones de cada una de estas personalidades tendríamos un monto de RD$828.636. Sumándole la que podrían darle a Lois Malkún, la suma ascendería a RD$1.122.236. Con ese millón y algo se podrían hacer 2.244 diálisis de RD$500.

Ya podemos ver que injusto es nuestro país. Mientras el Banco Central emite una resolución que otorga pensiones vitalicias a funcionarios que han pasado poco tiempo en la institución, quienes se queman la espalda sirviéndole al Estado reciben una miseria que no les da para vivir.

Ningún funcionario que dure meses o un par de años en una institución pública debe ser pensionado. Mucho menos si éste, al momento de la pensión, labora en otra dependencia del Estado (léase Despradel y Guerrero Prats, para que sirva el ejemplo).

Nuestra sociedad, es sabido, está llena de usureros, de gente que busca beneficiarse y vivir atento al esfuerzo de los demás. Esto, sin embargo, es peor que cualquier cosa que hayamos visto antes: es una verdadera burla a todos los ex trabajadores dominicanos que, enfermos y sin poder valerse por sí mismos, tienen que mendigar para poder sobrevivir.

Dame un par de meses en el Banco Central y te regalaré el mundo, le diré a las nuevas autoridades. Quiero trabajar allí (si es un par de años, mejor) para asegurarme que tendré recursos suficientes para sentarme a vivir del cuento –o de sus impuestos, para ser sinceros–. Esa será, a partir de ahora, la lotería moderna.

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