La agresión a tiros, para despojarlo de su arma de reglamento, a un oficial de la Policía Nacional encargado de la seguridad de los padres de la primera dama Cándida Montilla nos ha dado la oportunidad de conocer a Marinita, quien admitió haber participado en el hecho junto a los jóvenes apodados Tiki Tiki y La Falacia, y contra quien pesan siete querellas por asaltos a mano armada perpetrados en el mes de mayo. A sus 28 años de edad Luisa Marina Elia García, a quien un juez acaba de enviar a Najayo–Mujeres durante un año por su participación en el asalto al mayor Domingo García Sugilio, es una veterana curtida y rejugada en el mundo del crimen, pues cumplió cinco años de prisión de una condena de diez que le impuso un tribunal por el asesinato de un ciudadano haitiano. Pero apenas salió de la cárcel violó las condiciones de su libertad condicional, y regresó a las andadas, a lo único que sabe hacer. Y lo mismo sucederá, si es que sale con vida de este trance, cuando cumpla su próxima condena, hasta que un intercambio de disparos ponga fin a su carrera criminal, como le ocurrió a su compañero de andanzas Tiki Tiki el pasado sábado, pero también a una vida demasiado corta que, al igual que muchos jóvenes que andan por ahí delinquiendo porque están convencidos de que no tienen presente ni futuro en este país , pudo tener otro desenlace. Tal vez en su breve biografía alguien haga constar, para que entendamos mejor porqué Marinita hizo lo que hizo, que su padre cumple una condena de veinte años de cárcel por homicidio, que su madre murió de Sida, y que su hermano fue asesinado en no se sabe cuáles circunstancias. Mientras tanto conviene recordar que la fábrica de delincuentes en la que se ha convertido la sociedad dominicana, cada vez mas desigual, inequitativa e injusta, se mantiene en plena producción las 24 horas del día, por lo que nadie está seguro en ninguna parte.