Mario Draghi, presidente BCE, el hombre que salvó el euro

Mario Draghi, presidente  BCE, el hombre que salvó el euro

Al cumplirse cinco años al frente del Banco Central Europeo, a Mario Draghi hasta sus críticos acérrimos le reconocen que su accionar valió para salvar el euro en el verano de 2012, pero le echan en cara que impulse una política monetaria demasiado expansiva que penaliza a los ahorradores, sobre todo a los alemanes. Sin embargo, Draghi se ha mantenido imperturbable a las críticas.
“Imperturbable incluso al enfrentar a fallos judiciales del Tribunal Europeo o del Constitucional alemán relativos a los mecanismos de compra de activos –se lo acusaba de intervenir en la política fiscal. Es más, ha pasado al ataque en diversas ocasiones. A los germanos les pide gasto. “Los países que tienen margen fiscal deberían usarlo. Alemania lo tiene”, dijo el pasado septiembre. Para el italiano, la política monetaria tendrá un efecto limitado si no va acompañada de política fiscal, en mano de cada país de la zona euro. O gastan, o el resultado no será idóneo”, indica una publicación del diario español La Vanguardia.
En julio de 2012, con una España que acababa de pedir un rescate de 100.000 millones para sanear la banca, una Grecia en el abismo e Italia y Portugal en las mismas, (Draghi) atajó gran parte del problema en una conferencia en Londres, afirma la publicación.

El presidente del BCE dijo entonces que necesitaba tres palabras. “Whatever it takes”. Un “todo lo necesario” para preservar el euro que vino a decir que haría todo lo que estaba en su mano para salvar la moneda única. La entidad vino a decir que tranquilos, que ahí estaban ellos para aguantar el euro. Se erigió como máximo garante para los países en apuros. Fueron tres palabras que aliviaron las primas de riesgo, disparadas, llevándolas a terreno manejable. Tres palabras suficientes para calmar a los mercados”, afirma la publicación.

“Y créanme, será suficiente”, remachó entonces. Años después vinieron los tipos cero y negativos, cuando se ganó la enemistad de los alemanes, los invitados del ceño fruncido. No perdonan que sus políticas perjudiquen a sus ahorradores.

Cinco años después de la llegada de Draghi, la lucha ya no es a vida o muerte. Pero sigue con desafíos diarios. Draghi se pelea para llevar la inflación al entorno del 2%, una tarea que se le ha vuelto imposible. El último dato, el de octubre, arroja una tasa del 0,5%. Ni la subyacente, que no cuenta variación de alimentos y energía, en el 0,8%, lo ayuda.

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