Marlon Brando

Marlon Brando

“Si en la historia del cine estadounidense hay un trabajo mejor que éste, no lo conozco”, palabras del realizador Elia Kazan en 1954, refiriéndose a la interpretación hecha por Marlon Brando del desesperado e irritado trabajador Terry Malloy, en la película ‘Nido de ratas’. Conocido “como el mejor actor de todos los tiempos” o “el dios actor”, como le llamó la revista Premiere, Brando murió el pasado día 2 de julio a los 80 años.

Marlon Brando marcó la historia de la interpretación cinematográfica con sus imágenes de padrino mafioso, esquirol portuario, pandillero motorista o coronel enloquecido. El estilo Brando fue imitado por multitudes y actores como James Dean, Paul Newman, Robert de Niro y Al Pacino lo tomaron como ejemplo a seguir. Adaptando a su talento natural las enseñanzas de Stanislawsky, Brando conseguía de forma única y con pocos gestos transmitir toda la intensidad de una rabia contenida y a punto de explotar, que le exigieron muchos de sus papeles.

Nacido el 3 de abril de 1924 en Omaha, en el estado de Nebraska, Brando creció en el seno de una familia complicada. El actor escribió una vez sobre su padre, un representante de productos agropecuarios. “Su sangre consistía en cantidades impresionantes de alcohol, testosterona, adrenalina y rabia”.

[b]Vida de éxitos[/b]

Siendo adolescente abandonó los estudios secundarios y posteriormente la academia militar para dedicarse a la vida bohemia en Nueva York. A los 19 años estudió arte dramático en la escuela de Stella Adler. Con 20 años de edad debutó en los teatros de Broadway, al tiempo que trabajaba en el famoso Actor’s Studio, de Elia Kazan y Lee Strasberg.

Su primer éxito teatral tuvo lugar con la obra ‘Un tranvía llamado deseo’, de Tennessee Williams, llevada al cine en 1951 por Kazan en la que fue la segunda película de Brando y la primera en la que su interpretación dejó boquiabiertos a crítica y público, sobre todo al femenino, dada la intensa sexualidad que imprimió a un personaje que convirtió al actor en símbolo erótico de la época. Su debut en el cine llegó un año antes, después de rechazar varios papeles. Había sido con la película ‘The Men’, a las órdenes de otro grande del cine, Fred Zinnemann.

En pocos años se convirtió en un mito. En 1952 recibió el premio a la mejor interpretación en el Festival de Cannes por ‘Viva Zapata’, en la que encarnaba al revolucionario mexicano, de nuevo bajo la dirección de Kazan, que en 1954 le procuró su primer Oscar por su actuación en “Nido de ratas”. El segundo Oscar tardaría casi veinte años en llegar, hasta que lo obtuvo por otro papel no menos memorable, el de Vito Corleone en “The Godfather” (1972), de Francis Ford Coppola.

En su vida privada, el actor solía ser tan rebelde como en la pantalla y su imagen podía causar pesadillas a cualquier ejecutivo de Hollywood. Cientos de artículos se escribieron acerca de su exceso de peso, sus muchas relaciones románticas y sus tres matrimonios, su respaldo a los aborígenes norteamericanos y otras causas más o menos célebres, sus batallas con los productores y directores de sus películas y su refugio en una isla de Tahití.

Su acto de rebeldía más famoso fue su negativa a aceptar en 1973 el Oscar de mejor actor por su trabajo en “The Godfather”. En lugar de asistir a la ceremonia para aceptar el premio, Brando envió a una mujer vestida de indígena, quien leyó un documento de protesta por la situación de las tribus aborígenes norteamericanas.

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