Martha Pérez – La transición

Martha Pérez – La transición

El periódo de transición para la asunción al poder de un nuevo gobierno que por mandato de la Constitución de la República nos corresponde esperar; para los dominicanos ha tenido sus características particulares en cada proceso electoral; de tal manera que el deseo de la mayoría es que pudieran crearse las condiciones necesarias en algún momento para que dicho mandato sea abolido o reducido el tiempo de la transición. El presente, es uno de esos momentos en que la gente siente alargarse de manera indefinida el tiempo reglamentado para asumir el poder el nuevo gobierno; y es que el de ahora, es un período de transición matizado por diversas situaciones y conductas que en nada favorecen la dinámica que debe encaminar de manera científica, ordenada y civilista hacia el 16 de agosto próximo. Concluido el torneo electoral, también con sus altas y sus bajas, pero con un final muy democrático, a seguidas se comenzó a hablar de la conformación de comisiones integradas por las partes (gobierno saliente gobierno entrante y sus fuerzas aliadas), con el objetivo de agilizar los trabajos y garantizar una transición favorable para el país. Con ello no entraba en cuestión la continuidad de las tareas del presente gobierno ni la continuidad del Estado.

Sinembargo, el revés de la situación energética del país; el contínuo incremento en los precios de los combustibles y consecuentes aumentos de otros precios; la merma en las actividades de la mayoría de las instituciones estatales; el desgano de empleados públicos; la repartición y/o autoasignación «idealista» de puestos y cargos por parte de algunos del partido que obtuvo la victoria electoral; el uso de los medios electrónicos para anunciar el «preaviso» ex traoficial a funcionarios y/o empleados públicos del gobierno saliente; la posposición de políticas económicas y fiscales que en un momento del pasado reciente llegaron a catalogarse como imprescindibles para el inicio del «saneamiento» de la situación crítica del país; sumadas a las incongruentes ideas que muchos están cultivando en sus pretenciones particulares y grupales, incluso apartadas de la posición exhibida por el Presidente de la República Hipólito Mejía, al final del proceso electoral y al inicio del período de transición, al reconocer el triunfo del PLD y su presidente el Doctor Leonel Fernández; y declarar que trabajaría por una transición sin traumas. Sin contar las diferencias que según el rumor público se verifican a lo interno y entre algunas de las comisiones integradas; desgraciadamente, este cuadro ha dado un toque de irresponsabilidad y de falta de voluntad política a lo que va del período de la transición, abirendo muchas interrogantes. )Por qué la situación energética ha dado un salto inesperado más atrás de donde se había llegado hace treinta días? )Por qué la posposición de ciertas políticas ya acordadas? )Por qué este descuido y estas conductas, si de lo que se trata es de pasar a otras manos la continuidad del Estado? )Por qué estas pretenciones particualres de «cancelaciones y autonombramientos electrónicos»? Hace falta recordar el compromiso que se hizo con el pueblo, no entre políticos, ni entre partidos. En los ultimos días de la campaña electoral muchos dominicanos recibieron gratas respuestas que llenaron algunas de sus necesidades a cambio de su simpatía partidaria, especialmente con el partido de gobierno; ahora parece que se les está devolviendo un «castigo» por la derrota electoral, cosa que estuvo a simple vista, nomás que con la crítica situación del país y la reelección presidencial.

Con los incalificables apagones que además de aumentar el malestar de la población, la quiebra de pequeños y medianos negocios, aumentan también la factura energética; no parece que estamos en un período de transición gubernamental, en que a las autoridades salientes les corresponde seguir demostrando que pretendieron quedarse en el poder porque harían mejor lo que no pudieron hacer bien, justificando así su última consigna electoral «Ahora, para los tiempos buenos…»; que debieran estar procurando acercamiento y entendimiento a través de las sendas comisiones de trabajos para dinamizar y eficientizar la continuidad del Estado a través de sus instituciones; y que debieran procurar unificar los criterios públicos emitidos por ciertos funcionarios, sobre todo los relativos al pago a las generadoras de energía energía eléctrica; y a lo «sano» de la economía que entregarán al nuevo gobierno. Por un lado se afirma que la causa de los apagones es la deuda del gobierno con las generadoras y por el otro se dice lo contrario. Y pese al crecimiento de la inestabilidad económica, se dice que el nuevo gobierno recibirá una economía sana. Prima un cuadro confuso que conduce a pensar que nuestras autoridades no están mirando lo que ocurre ni oyendo lo que se pregunta.

Pero a las próximas autoridades, también les corresponde comenzar a demostrar sus promesas de campaña, sobre todo «vuelve el progreso», lo cual dijeron sólo se garantiza con la unidad y el esfuerzo de todos, en especial de los movimientos de apoyo y las fuerzas políticas aliadas, que tanto aportaron a la victoria electoral. Es lógico que el progreso no llegará el 17 de agosto, pero el camino hacia éste es el trabajo mediante la apertura y la unidad. Esa unidad y esfuerzo, deben comenzar a practicarse con el gobierno saliente para sentar todas las garantías pese a la presente situación de una transición ejemplo de la más altas condiciones del ser humano, especialmente el respeto , la honra y la confianza. Un punto de arranque para reencausar la transición favorablemente sería la reunión pautada entre los presidentes Hipólito Mejía y Leonel Fernández para el próximo día 22.

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