Martin Provost- Hice mi primera película gracias a Carmen Maura

Martin Provost- Hice mi primera película gracias a Carmen Maura

Madrid. Al cineasta francés Martin Provost le interesa especialmente el mundo femenino, creció rodeado de mujeres, una matrona le salvó la vida al poco de nacer y otra, Carmen Maura, fue la responsable de que hiciera su primer filme.

Ahora presenta su quinto trabajo, “Violette”, por supuesto sobre una mujer. Tras el éxito de “Séraphine” (2008) -siete César del cine francés-, sobre la desconocida pintora Séraphine de Senlis, Provost vuelve a esa misma época, primera mitad del siglo XX y a una artista coetánea, igualmente desconocida en la actualidad, la escritora Violette Leduc, cuya carrera se vio impulsada por Simone de Beauvoir.

Entre una y otra, Provost realizó “Où va la nuit”, también protagonizada por mujeres. En un momento dado, el cineasta se planteó que su siguiente trabajo sería sobre un hombre, pero todo lo que le venía a la mente era y es sobre mujeres, reconoce muy sonriente en una entrevista con Efe.

“Creo que hablo muy bien de las mujeres, las entiendo y tengo una naturaleza muy femenina con la que me siento muy cómodo”, explica el realizador, que llega a Madrid después de presentar en Argentina una película que hoy se estrena en las salas españolas.

Provost (Brest, 1957) creció rodeado de mujeres ante la ausencia de un padre que viajaba mucho por trabajo, y en su vida la ayuda en todo momento le ha venido del lado femenino.

Tanto, que hasta comenzó a hacer cine porque le tendió una mano una mujer, nada menos que la actriz española Carmen Maura, para quien el realizador solo tiene palabras de agradecimiento y halagos.

“Había escrito un guión hacía mucho tiempo, era muy joven, y no conseguía montarlo. Carmen lo tuvo en sus manos y me dijo que tenía que hacerlo como fuera- ‘yo estoy libre de tal a tal fecha, tú te las apañas, escribes el guión’.. Y así se hizo”, relata Provost.

Con apenas 300.000 euros puso en pie “Tortilla et cinema” (1997), en la que cuenta precisamente cómo un director logra hacer su primera película con la ayuda de una estrella del cine, Carmen Maura, que se interpreta a sí misma.

“Hice mi primera película gracias a Carmen Maura. Realmente se lo debo a ella”, insiste Provost tras destacar el buen entendimiento personal que mantiene con la actriz.

Catorce años después Provost continúa en el mundo del cine y presenta su quinta película después de aparcar su carrera como novelista -ha publicado cuatro novelas y un libro juvenil-.

“Algunas veces me pregunto qué soy”, reconoce Provost, que sin embargo cree que es más cineasta que escritor. “Necesito escribir pero al mismo tiempo siento que en el cine progreso.

Nací con la imagen, siempre ha sido mi deseo. La escritura ha sido un instrumento para llegar al cine». Y en el cine se ha volcado en el universo femenino a través de personajes muy fuertes, de mujeres “con grandes dificultades, extremadamente valientes, adelantadas a su época, y que se miden en un mundo de hombres en el que no hay piedad».

Así fue en “Séraphine” y el esquema se repite en “Violette”, dos filmes que forman una especie de díptico, similar en contenido y en puesta en escena.

Si en “Séraphine” brillaba Yolande Moreau, que se llevó el César por su interpretación, en “Violette” lo hace Emmanuelle Devos, que interpreta a una escritora “muy sensitiva”, que no era una intelectual, sino que escribía desde el fondo de su ser, “desde las entrañas».

Algo que contrastaba con la frialdad intelectual de Simone de Beauvoir (Sandrine Kiberlain), que fue una especie de protectora de Violette, a la que animó a plasmar su vida, sus recuerdos, las dificultades por ser una bastarda y por no haber sido amada por su madre como ella hubiera querido. Una película que habla de un mundo que interesa mucho a los extranjeros, resalta Provost.

El de la literatura francesa en la postguerra y el de escritores como Beauvoir, Sartre o Jean Genet -“la gente no sabe que escribió ‘Les bonnes’ para Violette-.

Y mientras ya piensa en cuál será su próximo proyecto, acompaña a su película -“voy de ciudad en ciudad como un saltimbanqui”, afirma sonriente-, y va tomando forma en su cabeza una película sobre una matrona. “Casi muero al nacer”, recuerda Provost emocionado. Un problema de sangre obligó a su padre a recorrer toda la Bretaña en busca del tipo de sangre compatible, que encontró en una matrona.

“Tengo una especie de deuda que pagar». Y lo hará a través de una película.

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