Martinelli sigue escurriéndose a la justicia de Panamá

Martinelli sigue escurriéndose a la justicia de Panamá

El expresidente de Panamá, Ricardo Martinelli. Fuente externa. Archivo

Panamá. Ricardo Martinelli, que gobernó Panamá de 2009-2014, cumple casi un año de autoexilio, mientras le llueven denuncias de casos de corrupción que han arrastrado a todo su gabinete a las puertas de la prisión y se ha dictado una orden de busca y captura en su contra.

El expresidente se marchó de Panamá el 28 de enero pasado tras anunciar el inicio de una “gira internacional” para denunciar la “persecución política” que, dice hasta hoy, le ha montado su sucesor y ex vicepresidente Juan Carlos Varela, lo que no ha evitado que acumule doce denuncias ante la Corte Suprema de Justicia (CSJ).

De estas acusaciones seis ya fueron admitidas por los magistrados, que son los únicos que pueden procesarlo porque es diputado del Parlamento Centroamericano (Parlacen), en el que se acreditó el mismo día que Varela asumía el poder, el 1 de julio de 2014.

Martinelli, un magnate de los supermercados, tendrá que enfrentarse a acusaciones graves como la violación de la intimidad de al menos 150 correligionarios, opositores, periodistas y líderes sindicales mediante una red de escuchas electrónicas ilegales que mantiene en prisión preventiva a dos de sus exjefes de seguridad.

Gustavo Pérez y Alejandro Garuz, este consuegro de Martinelli, son los exjefes del Consejo Nacional de Seguridad que están en prisión preventiva por este caso, cuya trama se complica porque los equipos que se usaron para la interceptación “desaparecieron”, sobre los que también hay una investigación por su compra con sobrecostes.   El Tribunal Supremo de Panamá ordenó el pasado día 21 la detención provisional del exgobernante, lo que dio inicio al proceso para su búsqueda y captura por el caso de escuchas ilegales.

Aunque el exgobernante alega que cada vez que Varela tiene una caída en su imagen le “inventan” un proceso o se le vincula a otro caso de corrupción, lo cierto es que en la sociedad panameña está claro que nada de lo que pasaba durante su administración le era ajeno.

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