Mary Cantisano Rojas y las maestras

Mary Cantisano Rojas y las maestras

Elvira Lora

Para 1939, Petronila Angélica Gómez Brea había catalogado, difundido y referenciado la vida de 26 maestras normales, que, como ella, durante dos décadas, llevaban a las aulas de las escuelas e institutos que comenzaron a expandirse desde 1920, los razonamientos sobre la necesidad de que las mujeres alcanzaran la ciudadanía, al tiempo que, como escribe Livia Veloz (1977), “iban forjando el porvenir de la patria”.

Así, las memorias de Luisa Ozema Pellerano, Lola de Cizne, Celina de Gónzalez, Miguelina Acosta Cárdenas, Anacaona Moscoso eran relatadas y narradas; también, en la praxis periodística y editorial, la directora de la revista Fémina invitaba a escribir artículos a las maestras-activistas iberoamericanas y dominicanas, como Angela Acuña y Esther Castro, Mary Ball y Carmen Gónzalez de Peynado, abarcando en estos escritos tanto sus trabajos pedagógicos, como las razones por las cuales abogaban por la igualdad de los derechos civiles y políticos, legando relatos sobre las desigualdades y opresiones que vivían.

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Este mapa testimonial sobre los aportes de nuestras maestras, de sus pensamientos y vivencias, queda en la revista Fémina (1922-1939) como registro que desde hoy adquiere un progresivo nuevo capítulo con el ensayo “De la Identidad Personal a la Identidad Docente”, de Mary Cantisano Rojas con el sello editorial de Flacso, en el cual se recopila con una metodología feminista los relatos de violencias pasadas y presentes de 65 maestras y cinco maestros de las escuelas públicas del país.

En el péndulo del tiempo, casi estático en la correspondencia de derechos para las dominicanas, este revelador ensayo se fundamenta en las autobiografías auscultadas por Cantisano Rojas a través de tres preguntas, respondidas por cada docente con quien se entabló un diálogo constructivo, y que llevan el texto en paralelo de la educadora, pues como precisa Daniel Prieto Castillo, es una catarsis crítica y vindicativa a la vez, y que en este caso permite analizar los programas de formación docente, las políticas y los procesos educativos.

En el ensayo, Cantisano Rojas recopila los testimonios de las maestras y los maestros en los cuales se revela que han sufrido en un 35% violencia sexual, 30% de los docentes ha padecido violencia económica-laboral, un 28% violencia física, verbal y psicológica; mientras que siete por ciento reporta violencia generacional, racial y etérea. Nuestros docentes confiesan que esta carga los hace reproducir -y reproducen- violencias en el estudiantado.

Como nuestras pioneras, motivadas por Petronila, los maestros, las maestras, escriben con puño y letra, testifican, estas opresiones, construyendo un nuevo puente entre la mirada de las maestras dominicanas actuales de Mary Cantisano Rojas, y las mujeres que hace un siglo comenzaban a vindicar derechos mediante confesionario textual; recordemos los aportes en este sentido de Carmen De Burgos (1927), Virginia Wolf (1929) o María Más Pozo (1935).

Como estos textos, estas obras, el ensayo de Mary Cantisano Rojas, que sale hoy a la luz, constituye la valiente radiografía de las desigualdades y opresiones que viven las mujeres, en este caso, las maestras, los maestros, en las escuelas.

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