Más a menudo, señor Presidente

Más a menudo, señor Presidente

Al Presidente Danilo Medina le gusta acercarse a la gente para conocer su situación y escuchar sus criterios. No le gusta que le cuenten, le desagrada que le doren la píldora. Sus visitas sorpresa al campo son muestra convincente. Él cree en la relevante fidelidad del contacto directo. Eso lo distingue de sus antecesores. Pero la población que no tiene la fortuna del contacto directo con el Presidente le interesa preguntarle su parecer acerca de múltiples temas, y los periodistas son el vehículo más idóneo para hacerle llegar esas inquietudes.

Ha sido de gran utilidad el encuentro que el Presidente Medina sostuvo este martes con los periodistas que cubren la Presidencia. Por esa vía el país ha conocido cómo piensa el estadista del desempeño de la Justicia, de las trabas para obtener un título de propiedad, de la conspiración en el sector eléctrico, del llevado y traído tema de la proscrita reelección presidencial, y de la necesidad insoslayable de aumentar los salarios. Y nos enteramos por su vía de la encerrona que le tendieron en la cumbre de CELAC, por el caso haitiano.

Creemos que los periodistas le preguntaron al Presidente muchísimas cosas que los gobernados querían saber. Ahora saben cómo piensa sobre tantos temas ese hombre que tan alto valora el contacto con la gente. El Presidente debe hablar con regularidad con los periodistas. El país lo necesita.

RETÓRICA SIN CONSECUENCIAS

Tomarles la palabra a los funcionarios de nuevo cuño es una manera de perder el tiempo. La promesa de hacer cosas, de solucionar problemas, es retórica vaga que siempre acompaña la juramentación y toma de posesión de “incumbentes” de nuevo cuño que, a la larga, terminan sin consecuencias. Los problemas son una herencia que rebota de mano en mano con cada cambio de gestión.

De ahí que el ciudadano no debe hacerse ilusiones cuando le prometen mejorar la vigilancia de la frontera, trabajar para disminuir los accidentes de tránsito o frenar las expediciones de indocumentados. Desde siempre, pese a estos discursos, hemos tenido en la línea divisoria un coladero a través del cual nos llenamos de indocumentados y los accidentes de tránsito continúan siendo pan nuestro de cada día. Así que no se puede generar muchas expectativas con esta retórica sin consecuencias.

 

 

 

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