Más allá de Beitia, el atletismo español se asoma al vacío

Más allá de Beitia, el atletismo español se asoma al vacío

SOPOT, Polonia.  El bronce de Ruth Beitia evitó el sábado que el balance del atletismo español fuera el peor de su historia en un Mundial en pista cubierta, pero más allá de la saltadora de altura el resultado fue muy decepcionante, sin que ningún otro pudiera alcanzar una final. Teniendo en cuenta que el 1 de abril Beitia cumplirá 35 años, la situación se agrava ante la falta aparente de un relevo generacional.

España acudía a Polonia con 13 representantes, la tercera cifra más baja en su historia en el evento, pero consciente de que sólo Beitia parecía con posibilidades reales de medalla. Tenía, eso sí, la aspiración de contar con varios finalistas, pero sólo la saltadora consiguió ese objetivo. Este mal balance agrava la crisis del atletismo español, salpicada en su imagen en los últimos años por el escándalo de dopaje de la ‘Operación Galgo’ y por los malos resultados, donde sólo Beitia consigue dar alegrías con cierta regularidad.

«Estoy muy contenta por dar esta nueva medalla a mi país. Tengo 34 años, voy a cumplir 35 muy pronto, y es estupendo poder seguir en la élite y luchando por ganar medallas para mi país», declaró Beitia a la AFP al término de la prueba. Suma este bronce al mismo metal que logró en el Mundial al aire libre en Moscú-2013 y a los últimos títulos europeos en aire libre y pista cubierta.

Además de a su largo historial de metales, donde ya había logrado dos en Mundiales bajo techo, un bronce en Moscú-2006 y una plata en Doha-2010. En este Mundial de Sopot, Kevin López era la otra gran esperanza de llegar a una final al llegar con el sexto mejor tiempo de la temporada, pero se quedó en la serie de las clasificaciones de los 800 metros, quedando noveno de los 19 participantes, con un crono de 1:47.34, casi dos segundos por encima de su mejor marca del año. Otros competidores estuvieron más cerca de conseguir la final, Borja Vivas en lanzamiento de bala y Antonio Abadía en los 3.000 metros.

Vivas quedó a apenas siete centímetros de lograrlo, noveno de las clasificaciones y fuera por lo tanto de los ocho que accedían a la final y Abadía batió su marca persona con 7:46.36, quedando a apenas dos décimas de lograr el objetivo. Los demás quedaron más lejos. El ecuatoriano nacionalizado Jackson Quiñónez (60 m vallas), Úrsula Ruiz (lanzamiento de peso), el relevo masculino 4×400 metros y dos de 1.500 metros, Isabel Macías y Adel Mechaal, se despidieron sin hacer ruido en Polonia.

España se quedó sin medallas en tres ediciones anteriores del Mundial bajo techo, París-1997, Budapest-2004 y la anterior, Estambul-2012, pero en todas ellas contó con al menos tres finalistas, algo a lo que ni se ha acercado en esta ocasión.

En un año sin Mundial al aire libre y Juegos Olímpicos, habrá tiempo para trabajar en las bases y para construir con calma un proyecto que permita remontar el vuelo y garantizar el relevo generacional para cuando Beitia dé un paso atrás. El Mundial de Pekín-2015 será el próximo gran examen, todo ello con la perspectiva ya de los Juegos de Rio-2016, donde el atletismo español tratará de romper su mala racha, tras dos ediciones, Pekín-2008 y Londres-2012, sin medallas en el deporte rey del evento.

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