Más allá del 4%

Más allá del 4%

La educación del sector público precisa un cambio radical. Y no hallaremos el camino apropiado en textos integrados. Desconozco estos “textos integrados”, en cuya defensa se promueven reuniones, forzosas, en diversos planteles educativos. Los mismos son recurso que posterga la superación de la degradada calidad del servicio de educación.

En medio de la huelga de docentes sostenida en 1991, cuestioné al Presidente Joaquín Balaguer respecto de su aparente irreductibilidad. “¿Cómo se explica que mientras ejerció como titular de la Cartera de Educación usted pagaba sueldos superiores a los salarios corrientes de la época?”. Me preguntó a quién pagaba esos sueldos. En términos generales cité los profesores de las escuelas de emergencia, los de la frontera, los de tandas y los de los llamados Palacios Escolares. Balaguer buscaba nombres, sin embargo.

Comencé a citar, cuando preguntó a quién pagaba sueldos por encima de lo normal en esos años, a doña Urania Montás, “Cuando me consiga varias Urenias Montás, venga y arreglaremos los sueldos”. Ese día, decepcionado ante su respuesta, le propuse formar una comisión que sirviese como atenuadora de las presiones sobre la Secretaría de Estado. Aunque me pidió una lista de potenciales candidatos a integrarla, finalmente designó a quienes quiso.

Fue un nombre, el primero de varios que me dispuse a mencionarle. Mas lo impidió con su cortante solicitud. Doña Urania Montás, por muchos años directora del Instituto de Señoritas Salomé Ureña, era egresada de una Escuela Normal. Saqué, por consiguiente, un nuevo argumento en mi batalla.  “¿Por qué no retornamos a los internados en las Escuelas Normales, con la estricta, dedicada y permanente formación del docente?”, le pregunté. “Los están formando en las Universidades”, arguyó. Y sin dar lugar a explicaciones, preguntó: “¿Están cerradas las Normales?”

Le ofrecí las informaciones requeridas por su interrogante. Ella abrió la brecha para exponerle mi punto de vista sobre los resultados de una formación basada en lecciones sabatinas.  

La obra educativa debe comenzar con una esmerada formación de los profesores. Y completarse evitando la promoción del educando sin haber alcanzado el perfil supuesto para el aprendizaje de cada curso. Mientras no se forme un docente cabal, que pueda ser señalado “maestro”, ningún recurso alcanzará a satisfacer ese barril sin fondo. Como barriles sin fondo constituyen, hoy por hoy, todos los órganos de los gobiernos locales y central.

Es ejemplar la lucha por el 4% del producto interno bruto para la educación. La pertinaz pugna sostenida por grupos de opinión pública, muestra que el país despierta. Y prevé que, en el futuro, no será tan fácil esbozar mediante ley, una expectativa como ésta, para luego incumplirla. Todavía la sociedad podría ser burlada, pero, más temprano que tarde, el burlador resultará burlado.

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