Más allá del mapa morado

Más allá del mapa morado

El mapa político monocolor que resultó de estas elecciones no puede leerse como una victoria arrolladora del partido de gobierno, sino como un avasallamiento de éste. Los medios utilizados para pintarlo de ese color, así como la inexistencia en ese mapa del color de su principal contrincante, que a  pesar de eso logró alrededor de un 45% de la votación, nos darán un Congreso que en términos de lo que dice el número de representantes del partido ganador, su victoria parece aplastante, pero en término del porcentaje obtenido por perdedor se puede decir que ese mapa no refleja de manera fiel la realidad política del país.

En efecto, para lograr esa avasallante mayoría, el partido oficial recurrió a las más diversas formas de violaciones a la ley electoral y a las más elementales reglas para la convivencia democrática de los actores del sistema político. La generalizada compra de cédulas y de tránsfugas, el pago a periodistas y bocinas en los medios, el monopolio abusivo de una amplia red de emisoras de radio y TV pocos días antes de la votación, el uso abusivo de los subsidios estatales, han creado una mayoría congresual de cuestionable legitimidad.

Esa circunstancia, unido a la situación en que el PRD acudió a estas elecciones, explica los resultados electorales a nivel congresual, pero que al confrontarlo con resultados de las municipales, se puede encontrar datos que nos permite situarlo en su real dimensión. En las ciudades de mayor población ha triunfado el PRD  y parte de Santo Domingo Este y el DN, donde perdió con escasa diferencia.

La constatación de esos hechos, más una abstención electoral que se proyecta en cerca del 60%, permite avanzar la hipótesis de que la esta mayoría expresada en las urnas no necesariamente sea un reflejo de que la mayoría de la población aprueba la presente gestión de gobierno. No que esta sean una negación de las mediciones de la percepción de la población sobre la política económica del gobierno y sobre cómo este conduce al país, en las cuales cerca de tres cuartas partes lo reprueba.

Tampoco se puede concluir que el hecho de que el PRD haya tenido unos porcentajes de votación superiores a los obtenidos en las pasadas elecciones congresuales, municipales e incluso presidenciales, significa que este avanzó en estas elecciones. Que haya podido recoger seis de las 24 alcaldías que perdieron el Partido Reformista, o tercera parte de los diputados perdidos por ese partido, no puede decir que es una ganancia, al contrario. Lo que se puede decir es que las alianzas del PRD con el gobierno fue un factor importante aprovechar el descontento contra el gobierno para evitar su derrota.

No obstante, una abstención electoral que ronda el 60%, la poca diferencia que los separa de los porcentajes partido-partido,  el sostenido descontento contra el gobierno podrían estar indicando que a pesar del  mapa monocolor, el PLD puede ser derrotado en el 2012. Eso es lo esencial y, por lo tanto la cuestión es actuar en consecuencia.

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