Más atención para lo marginal

Más atención para  lo marginal

La generalizada inactividad forzosa que manda la prudencia y la concentrada atención del sistema sanitario en el coronavirus tienen efectos colaterales que el Gobierno debe reducir a mínimas expresiones. En comprensión de esa realidad se ha anunciado asistencia alimentaria a los más necesitados que reciben el impacto de las restricciones. El accionar del Estado en ese sentido debe alcanzar de inmediato la envergadura que corresponde a la pobreza de solemnidad y a los planos más bajos de los desempeños informales que a muchos permite comer, siempre que aparezca alguien a quien vender algo de consumo popular o prestarle algún servicio artesanal. Clientes que están brillando por su ausencia.
Otra situación excluyente ha emergido porque el sistema de salud concentra atención y recursos en la pandemia que merece preferencia y es de toda gravedad, cierto, pero no deben echarse de lado otras relevantes obligaciones asistenciales. Las consultas hospitalarias de ordinaria prestación están agudamente desaparecidas, mientras otras enfermedades (algunas tan letales como las que más) siguen su curso sobre familias de escasos ingresos. No están en menos cantidad que antes los seres humanos susceptibles a quebrantos que les ponen a sufrir y que no suelen acudir a las clínicas privadas. Falta contratar más personal asistencial, incluyendo médicos generales, y debe hacerse.

Versatilidad para quedar en casa

Y no solo por el coronavirus debería estar más disponible cada día la capacidad de resultar laboralmente productivo o cursar estudios sin tener que acudir a las aglomeraciones del convencional estilo de hacer cosas útiles. De hecho, tiene terreno ganado en República Dominicana. Titularse o postgraduarse «on line» está al alcance de los segmentos abiertos a la modernidad. Los beneficios son extraordinarios y con el tiempo (y a corto tiempo) la informática llegará más lejos en esa dirección.

Con todo y la alta visibilidad de los artilugios en manos del pueblo, insertar individuos a los usos más beneficiosos y mágicos de las tecnologías está dejando fuera a mucha gente desconectada de por sí de ciertas innovaciones. Todo cuesta y aquí los aparatos de comunicación móvil pagan más impuestos que en el resto del mundo.

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