Más celo en la prevención

Más celo en la prevención

La participación de un mayor de la Fuerza Aérea Dominicana en un asalto a mano armada contra la firma Parmalat, el jueves por la noche, agranda el número de crímenes y delitos en que se ven involucrados militares y policías. Ayer mismo la Policía daba cuenta de que un sargento mayor de esa institución fue arrestado y un civil herido, cuando ambos robaban un transformador en la carretera El Seibo-Hato Mayor. Más de una veintena de policías están bajo investigación por vínculos con el narcotráfico y crímenes por encargo y la Marina de Guerra ha separado muchos de sus miembros por participación en las ejecuciones de Paya y tráfico de indocumentados.

Como se ve, son muchos los escándalos que le dan la razón a quienes aseguran que en las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional hace falta diseñar sistemas de prevención más efectivos, para manejar a tiempo información sobre perfiles de sus integrantes con inclinaciones delictivas. No ponemos en duda la sinceridad de los esfuerzos que hacen los mandos militar y policial para sacar de esas instituciones las manzanas podridas, pero esto solo surtirá  efecto después que se detecte la podredumbre. Hay que trabajar con ahínco para evitar que las manzanas lleguen a podrirse y a dañar a otras. El número de casos de uniformados en actos delictivos es demasiado alto y ya resulta insoportable.

 

La mafia de los medicamentos

El ingreso de fármacos de dudosa calidad es un elemento de gran preocupación para un país como el nuestro, con débiles controles sobre la materia. El comercio de este tipo de mercancía es una amenaza para la salud de los dominicanos y para las empresas productoras y representantes de marcas bien acreditadas. Las autoridades deben explicar cómo ingresa a un país tanta medicina descalificada y cómo se establecen y operan centros de distribución y detalle.

El negocio de los fármacos adulterados y falsificados se ha convertido en una seria preocupación para entidades como la Organización Mundial de la Salud y la Oficina Panamericana de la Salud. Hay todo un mercado que liquida y re-envasa y les pone marcas a medicamentos vencidos y descartados. Esa basura va a parar a países como el nuestro y la gente la consume para tratar problemas de salud. Las autoridades tienen que afinar el cedazo de los fármacos.

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