Más controles  en la frontera

Más controles  en la frontera

La epidemia de cólera en Haití ha puesto en evidencia la fragilidad de nuestros controles fronterizos. No porque hayan entrado más o menos haitianos a territorio dominicano a partir de la imposición sanitaria, sino precisamente porque hemos tenido que imponerlo como excepción.

 El ingreso de haitianos indocumentados a nuestro territorio se debe a una mezcla de factores. Uno de ellos es el intenso tráfico humano que operan mafias con complicidades a ambos lados de la frontera, y otro es la fragilidad misma de los controles.

El país necesita tener en la frontera una vigilancia estricta, que permita disminuir el tráfico de indocumentados y que persiga el soborno, que es a fin de cuentas el salvoconducto para ingresar a este lado de la isla.

El trasiego de todo -indocumentados, armas, drogas, contrabando de mercancías- es fruto de la debilidad de los controles, que solo llegan a aproximarse a lo ideal cuando una peste como la gripe aviar o el cólera obliga a actuar en consecuencia.

 La abundancia de haitianos indocumentados en territorio dominicano solo se explica por la falta de un cedazo migratorio más fino.

Necesitamos tener controles efectivos que nos permitan saber quienes y qué entran y en cuales   circunstancias.

 

Haití: el discurso y los  hechos

Apenas días después del terremoto que devastó Puerto Príncipe y mató cientos de miles de personas, la comunidad internacional tenía estructurado un plan de ayuda urgente para sacar a Haití de los escombros. Diez meses después, la ayuda sigue siendo  discurso.

Roby Senderowitsch,  representante del Banco Mundial en el país, afirma que solo Brasil ha aportado la cooperación que prometió a los haitianos. Se sabe que Venezuela también hizo su aporte. La comunidad internacional prometió sumas tan astronómicas como diez mil millones de dólares en ayuda para Haití.

Ahora el cólera se asocia con las tantas calamidades del pueblo haitiano. No es ocioso intuir que la falta de la ayuda prometida le ha franqueado  el paso a la epidemia. Hay  cientos de miles de haitianos hacinados en refugios inadecuados, sin servicios sanitarios básicos y a merced de lo que la suerte les depare. El cólera llegó, avanza y la ayuda sigue siendo discurso.

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