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COLOMBO (AFP).- Más de 12.000 personas murieron en el sureste de Asia como consecuencia del sismo más intenso de los últimos 40 años, que estremeció el domingo a Indonesia y levantó olas gigantescas que devastaron las zonas costeras de siete países de la región.
El sismo tuvo una magnitud de 9 en la escala abierta de Richter, según el Instituto Geológico norteamericano de Golden, y se produjo a las 00H58 GMT del domingo frente a las costas de la isla de Sumatra.
El fortísimo temblor desató una sucesión de maremotos con olas de hasta 10 metros de altura y dejó bajo las aguas a miles de kilómetros de las costas de India, Sri Lanka, Indonesia (el país más afectado), Tailandia, Malasia, Maldivas y Bangladesh.
El balance, que se agravaba hora tras hora, era de más de 12.000 muertos.
El sismo, que tuvo lugar en el llamado «cinturón de fuego» del Pacífico, fue el más violento desde el registrado en Chile en 1960 y uno de los cinco más poderosos en el mundo desde 1900.
En Sri Lanka, al menos 4.300 personas murieron y cientos están desaparecidas. El país pidió ayuda a la comunidad internacional y las fuerzas armadas fueron movilizadas a las zonas afectadas.
En Indonesia, donde se situó el epicentro del sismo, unas 4.448 personas murieron y pueblos costeros desaparecieron por completo, indicó el lunes el ministerio de Salud.
El número más grande de víctimas -por lo menos 3.000- se registró en la región de Banda Aceh, en la punta norte de la provincia de Aceh y la isla de Sumatra, según un portavoz del ministerio.
La policía y los servicios de socorro estiman que la cifra podría ser aún mayor, ya que todavía los informes de daños son parciales y las comunicaciones con la capital de la provincia de Aceh son muy difíciles.
Una gran cantidad de niños figura entre las víctimas en la región del sureste de Asia, donde muchos turistas estaban de vacaciones con motivo de Navidad.
En India, unas 3.223 personas murieron en la costa sur que quedó sumergida por olas gigantescas, conocidas como «tsunamis», según la agencia de prensa Press Trust of India.
Algunas zonas del Estado de Tamil Nadu, el más afectado, eran el reflejo de la desolación. Pueblos enteros quedaron devastados por el agua y las ambulancias iban y venían cargadas de muertos. Las morgues de la ciudad de Madras estaban saturadas de cadáveres.
Asimismo, al menos 300 personas murieron y 700 están desaparecidas en la isla india de Andama, en el Océano Indico.
En Tailandia, la autoridades afirmaron que se registraron unos 392 muertos y más de 3.000 heridos.
La zona sur fue la más afectada y, en especial, las islas de Phuket y Phi Phi que se encuentran llenas de turistas que llegaron a pasar la Navidad.
«Todo está destruido excepto los dos grandes hoteles de Phi Phi Don», dijo un funcionario de la policía.
En Malasia, al menos 42 personas perdieron la vida, entre ellos muchos niños y ancianos.
Las islas Maldivas –un pequeño paraíso turístico del Indico– también fueron afectadas. Unas 32 personas, entre ellas un turista británico, murieron y la mayor parte de la capital, Male, quedó inundada, al tiempo que el aeropuerto debió ser cerrado.
A su vez en Bangladesh hubo dos víctimas fatales.
Ante el temor de que lleguen olas gigantes a sus playas en el Océano Indico, varias naciones africanas -Kenia, Islas Mauricio, Reunión, Seichelles y Somalia- evacuaron sus zonas costeras.
Una decena de extranjeros murieron por la catástrofe y varios países occidentales como Francia, Alemania e Gran Bretaña instalaron células de crisis para ayudar a los millares de turistas que pasaron la Navidad en estas zonas.
Al hacer eco de los pedidos de ayuda de los líderes asiáticos, el papa Juan Pablo II urgió a la comunidad internacional a ayudar a las poblaciones afectadas.
En el vecino Pakistán, el presidente Pervez Musharraf pidió esfuerzos internacionales concertados y el canciller prometió el envío inmediato de medicina y agua a la región.
La ONU, Estados Unidos, Gran Bretaña, Canadá, Australia, Francia, Alemania, Holanda, Rusia y Turquía ofrecieron ayuda de emergencia.
La Comisión Europea afirmó que suministrará recursos para situaciones de emergencia por un valor de tres millones de dólares.
