Más de 50 millones en AL sufren este problema

Más de 50 millones en AL sufren este problema

NACIONES UNIDAS (EFE).- La lucha contra el hambre ha tenido escasos resultados en todo el mundo y en América Latina más de 50 millones de personas sufren este problema, que centrará el lunes una cumbre en la sede de la ONU en Nueva York.

   Más de 840 millones de personas sufren hambre y están malnutridas en el mundo, de las cuales el 26 por ciento tiene un consumo de calorías tan bajo que no puede trabajar ni cuidarse a sí mismas, según Naciones Unidas.

   Del total de individuos que padecen hambre, 232 millones viven en India, 200 millones en Africa Subsahariana, 112 millones en China, 152 millones en otros países de Asia y del Pacífico, 56 millones en América Latina y el Caribe, y 40 millones en Oriente Próximo y el norte de Africa.

   Si bien las cifras parecen menos alarmantes en Latinoamérica que en Asia o Africa, la situación es igualmente preocupante, según Pedro Sánchez, coordinador en el «Proyecto del Milenio».

   Este proyecto es una iniciativa de la ONU para identificar las prioridades, las estructuras y la financiación necesaria para cumplir los objetivos de desarrollo que adoptaron en el año 2000 los líderes del mundo.

   Entre esos objetivos que se deben alcanzar para el 2015 figuran erradicar la pobreza extrema y el hambre, alcanzar la educación primaria universal, reducir la mortalidad infantil y materna, combatir el sida y otras enfermedades, y promover la igualdad entre el hombre y la mujer.

   En el caso del hambre, «los focos más fuertes (dentro de América Latina) se encuentran en Haití, Nicaragua, Honduras, partes del nordeste de Brasil y de la zona andina», explicó en declaraciones a EFE Sánchez, quien coordina el grupo dedicado al problema de la hambruna.

   En Latinoamérica, hay millones de personas, y sobre todo de niños menores de cinco años, que tienen muy bajo peso, están muy malnutridos», indicó para señalar que las más afectadas son las poblaciones rurales sin tierras y las urbanas.

   Sánchez se mostró convencido de que la región puede reducir a la mitad la proporción de personas que sufren hambre, pero para ello es imprescindible «políticas de gobierno que verdaderamente combatan la pobreza absoluta».

   Para ello, recomendó políticas de corto plazo, como el programa de cupones para garantizar que las familias con problemas nutritivos pueden obtener con bajo costo la cantidad necesaria de calorías, proteínas y micronutrientes.

   El experto reconoció que ese tipo de medidas son un «parche» y no resuelven el problema a largo plazo, para lo que se requiere la creación de empleos, especialmente en Latinoamérica que es el continente más urbanizado del mundo, y el incremento y la diversificación de la producción agrícola.

   Una de las recomendaciones del grupo es que los colegios contraten agricultores locales para ofrecer a los niños una alimentación equilibrada, de forma que se lucharía contra la desnutrición al tiempo que se ayudaría a incrementar los ingresos de los campesinos.

   No obstante, Sánchez insistió en que el elemento clave es cumplir el compromiso de los países industrializados de asignar el 0,7 por ciento de su Producto Nacional Bruto a la ayuda al desarrollo, lo que inyectaría 150.000 millones de dólares al año.    Eso significaría «triplicar lo que existe actualmente», subrayó el experto quien subrayó que los coordinadores del proyecto «están vislumbrando que se va a necesitar mucha más ayuda financiera de los países ricos a los países pobres».

   Sánchez dijo no referirse tanto a estados como Brasil o México, que tienen un ingreso medio, sino a otros como Haití, Nicaragua u Honduras, donde la población vive en una trampa de pobreza de la que la mayoría de la gente no puede salir por sí misma y necesitan más inversiones.

   Respecto a los mecanismos alternativos que estudiarán el lunes los participantes de la cumbre, como crear impuestos sobre las transacciones financieras o la venta de armas, consideró que no son muy realistas y que más importante es cumplir el compromiso de ayuda y la eliminación de subsidios a la producción agrícola, entre otras políticas para un comercio más justo. EFE

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