¿Más de lo mismo?

¿Más de lo mismo?

Pueblo que desconoce su historia está condenado a repetir lo negativo de ella. Jugar a la desmemoria es parte de las actuaciones de politiqueros y partidos corrompidos.

Jugando a la desmemoria se conducen quienes temen  la confrontación, el debate sano, la discusión abierta y democrática de las ideas y planteamientos.

Aquí se habla mucho de seguir los pasos de los grandes héroes del pasado pero todo se convierte en palabras bien hilvanadas que se lleva el viento, en promesas de campaña que nunca se cumplen.

Con frecuencia se escucha decir: completaremos el sueño de Juan Pablo Duarte, lucharemos como Luperón, actuaremos con el espíritu de Sánchez y Mella. Esas palabras que adornan tanto discurso de maleantes políticos son sólo eso: palabras.

Llega el momento en que las palabras se convierten en un ejercicio hueco de echar aire con la boca abierta, en un diálogo de sordos en el cual unos dicen mentiras y otros las escuchan sin que les importe lo que digan.

Eso es peligroso: así se engaña al pueblo.

Preocupa ver y vivir cómo algunos politiqueros de hoy se empeñan en repetir la forma hueca de las palabras, cómo se emplean términos sólo para adornar, enriquecer el texto, continuar el engaño al pueblo.

Uno de los ejemplos más fehacientes que se ven a diario es el de las actuaciones de dirigentes de partidos que dicen una cosa, postulan elevados principios pero a la hora de actuar lo hacen al revés, como si hubieran olvidado lo que dijeron ayer.

Lo peor del caso es que ocurre con tanta frecuencia, el divorcio entre la palabra y los hechos, que se le enseña a la juventud que se miente cuando se produce una declaración a la prensa o en una conferencia, pero se actúa conforme a conveniencias que nada tienen que ver con la búsqueda de la felicidad para el pueblo.

Una de las más recientes burlas a la voluntad popular es la que acaba de cometer la dirigencia del Partido de la Liberación Dominicana cuando se va por la tangente y decide prolongar el mandato de sus actuales autoridades, dar la ración del boa a nuevos miembros de su cúpula y no celebrar elecciones.

Quizá temen exponerse a los reclamos y acusaciones que debería hacer la base de esa organización a los dirigentes que se corrompieron en lo económico y en lo moral, mientras de sus labios brotan palabras serias para actuaciones criminales como la corrupción que envuelve a la mayoría de la cúpula del PLD, que hasta ayer hablaba de honestidad cuando era pobre.

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