JESÚS DE LA ROSA
Autoridades de la Secretaría de Educación, funcionarios, docentes, técnicos, entendidos en la materia, y demás personas interesadas en la buena marcha de nuestro sistema de instrucción pública no salen del asombro ante las declaraciones de la presidente de la Asociación Dominicana de Profesores (ADP), profesora María Teresa Cabrera, afirmando que el 65.85% de los niños del nivel inicial y el 72% del nivel básico se quedarán este año escolar fuera de las aulas por falta de aulas, debido a la baja inversión del gobierno del presidente Leonel Fernández en educación.

Y no es para menos.

Si las declaraciones de la alta dirigente del sindicato que agrupa a los docentes de las escuelas públicas respondieran a la verdad, más de un millón de infantes quedarían este año fuera de las aulas, con lo que se le haría un daño irreparable a la niñez dominicana.

Por fortuna, las cifras relativas a los indicadores de cobertura de los niveles inicial y básico ofrecidas por la profesora Cabrera no se corresponden con la realidad.

Es cierto que los índices de calidad de nuestro sistema de instrucción pública no exhiben el comportamiento deseado; pero, tampoco apuntan al desastre, como erróneamente lo da a entender mi estimada amiga y colega en sus declaraciones.

En la actualidad, alrededor de un millón 606 niños y niñas cursan estudios en el nivel básico; un millón, 313 mil 438 (81.78%) están matriculados en escuelas públicas; y los 292 mil 522 (18.22%) cursan estudios en colegios privados y en escuelas estatales privatizadas.

El índice de cobertura del nivel básico es de 89.22%; pero, debido a que en ese nivel de enseñanza el índice de sobre-edad es bastante alto y la tasa de promoción es relativamente baja, la cobertura neta es de menos de un 70%. El índice de repitencia de ese nivel es de 6.4% con una tasa de abandono de 8.8%.

La matrícula total del nivel inicial es de 197 mil 708 niños y niñas de edades comprendidas entre los 3 y 5 años. De ellos, 112 mil 523 (56.91%) son atendidos en recintos escolares y en guarderías públicas; los 85 mil 185 (43.09%) en locales privados o en sitios públicos cedidos para esos fines.

Fue en la Ley General de Educación 66’97, la promulgada el 9 de abril de 1997 por el entonces presidente  Leonel Fernández, donde se consignó por primera vez que el sistema educativo comprendiera, en vez de tres, cuatro niveles de enseñanzas. 

 El nivel inicial ha registrado desde el año 2004 en adelante un promedio de más de 125 mil nuevos ingresantes por año; en tanto que en el nivel básico, el promedio ha sido de más de 250 mil nuevos alumnos por año. Cabe esperarse que para este año la cobertura del nivel inicial sobrepase el 70%; y que para el año 2015 todos los niños de edades comprendidas entre los 5 y 14 años estén matriculados en uno de los más de 15 mil planteles escolares construidos y por construirse.

A pesar de todos los logros alcanzados a partir de la puesta en vigencia del Plan Decenal de Educación 1993-2003, todavía estamos lidiando por alcanzar mejores índices de promoción y de cobertura; por reducir los de sobre-edad y repitencia; y por eliminar el analfabetismo entre las personas de 15 y más años de edad.

Estamos obligados a desenvolvernos con dos agendas, una para la solución de problemas de añales como los que aludimos en el párrafo anterior, y otra para enfrentarnos con los de nuevos tipos, los que envuelven la vigencia de nuevos currículo y el uso de equipos y de tecnologías de punta en las labores de enseñanza aprendizaje.

No sólo se trata de que todos los niños asistan a las escuelas, lo que sería un gran logro; ahora, además de ello, necesitamos que todos, absolutamente todos, tengan las mismas oportunidades de acceso a una educación de calidad que resulta cara, demasiado cara. Por ello, debemos de invertir mucha más en educación, sobreponiéndonos a los requerimientos del Fondo Monetario Internacional y a los de otros prestamistas internacionales.